jueves, 19 de marzo de 2015

Yo colectivo

publicado el 19 de Marzo de 2015, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Uno de los grandes retos que plantea la convivencia es el tomar decisiones cotidianas con la mente en los “otros”. Por ejemplo, cuando vamos al súper, las elecciones que hacemos no son las mismas si vivimos solos o acompañados. Esto es, a mí no me gusta el yogurt, pero como a mi hija le encanta, lo incluyo con gusto. A ambas nos gusta el cereal, pero al elegir marca elijo una que nos guste a ambas, su preferida a mí no me gusta, y viceversa. Tengo en mente, durante mis compras, al yo colectivo.
Los baños son otro espacio donde se manifiesta nuestra actitud hacia el yo colectivo, en el cambio del rollo vacío de papel. Si quien usa el último cuadrito es quien lo reemplaza, vemos no sólo su buena educación, sino que está privilegiando el bien común, pensando en el yo colectivo, antes que en su comodidad personal (“yo ya no lo necesito, que lo cambie el que sigue”). Quienes logran incorporar la idea del yo colectivo a su vida cotidiana son personas con quienes la convivencia es más agradable, más constructiva y por lo tanto, más productiva. Pues extienden sus decisiones y sus posturas de vida al grupo del que forman parte: su familia, su ciudad, su país y, ¿por qué no?, al resto del planeta.
En los últimos días ha surgido un interesante debate en torno a la libertad de expresión. En particular, sobre si hay un daño real al “sacar del aire” a un grupo de comunicadores de radio. Al respecto, he leído en redes sociales muchos comentarios sobre lo exagerado de esta percepción de daño, argumentando que para eso está internet, que es un medio libre y democrático. Y ahí es donde, me queda claro, nos falta mucho como sociedad, para pensar con el yo colectivo en mente.  El radio es el medio de comunicación masivo que mayor penetración tiene en nuestro país (y en el mundo). Es el que menor infraestructura requiere y además es el que mayor presencia tiene (en el auto, en la ruta, en las fondas, en casa, etc.). Cerrar ese canal de comunicación a un grupo de comunicadores, es privar a todos los radioescuchas, a los que el medio tiene acceso, de recibir información de ese grupo. Quienes sugieren como alternativas equivalentes un periódico, una revista, un canal de TV o radio en internet, asumen que todo México tiene acceso a un nivel de vida que les permite acceder a esos medios como alternativa al radio.

Quienes nos manifestamos en redes sociales #EnDefensaDeLibreExpresión lo hacemos pensando en el yo colectivo, pensando en México, preocupados no por los que tenemos la fortuna de acceder libremente a contenidos en internet, sino por todos aquellos que sólo pueden recibir información de quienes controlan los medios masivos de comunicación. El daño existe, es real y es nuestra responsabilidad exigir que el Estado garantice acceso libre a la información a todos los mexicanos, no sólo a las clases media y alta.

2 comentarios:

  1. Me gustó el escrito, gracias. Creo que aquí está algo mal escrito: "a mí no me gusta el yogurt, pero como a mí hija el encanta" (en el uso de los mi/mí).

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  2. Tienes toda la razón, gracias por la corrección, hago la modificación ahora mismo. Saludos

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