De pequeña tenia muy mala suerte para pasar las pruebas de
inclusión a grupos o equipos. Recuerdo por ejemplo, cuando trate de entrar el
equipo de porristas en la primaria, que mis compañeras me pidieron pasar una
serie de obstáculos físicos y desafortunadamente, el octavo que era hacer una
vuelta de carro, no lo pude hacer. Con ojos llorosos, pero entendiendo que la
culpa era mía por no saber piruetas me olvidé de ser parte del equipo. Un par
de meses después, llego a la escuela Rosalía, nos hicimos amigas en seguida,
pues en las prácticas de porras, éramos las únicas que nos quedábamos sentadas
en el salón. Poco me duro el gusto, pues un día la invitaron a pasar el examen
y para mi sorpresa, ¡lo pasó! Y mi sorpresa fue grande pues todo lo que tenia
de simpática y bonita, Rosalía lo tenia de torpe. Le pregunté como había
logrado pasar las pruebas y especialmente la vuelta de carro, y ella, con una
cara de asombro me contó que no le habían pedido que hiciera vuelta de nada. A
ella le tocaron dos ejercicios, brincar lo más alto posible y agitar los pompones.
Ese día estuve de malas toda la mañana y en la tarde lloré como la Magdalena.
Aprendí que no todas las evaluaciones son objetivas y que para que un criterio
de inclusión (o exclusión) sea válido debe estar explícito y aplicarse con
transparencia y objetividad. Entendí, con dolor, que el criterio de inclusión
para ser porrista estaba basado en la belleza y no en la agilidad o el
entusiasmo. Aunque nadie lo expresó abiertamente, yo no pasé por gordita y
cachetona.
Ahora que estamos en mi oficina formulando proyectos de innovación,
prestamos especial atención a la etapa de pruebas y validaciones de los
sistemas. De hecho, buscamos socios académicos competentes y de alta reputación
para diseñar los protocolos de prueba desde el inicio del proyecto, de tal
forma que, quienes desarrollarán e implementarán las soluciones, conozcan desde
un principio que características de su desarrollo son cruciales y de cuales
depende la validación de sus prototipos.
En este contexto, no habrá sorpresas ni llantos. Solo
soluciones bien diseñadas y mejor probadas.
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