sábado, 5 de marzo de 2016

Zombieline

publicado el 05 de Marzo del 2016, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Mi primer marido fue, además de un hombre muy inteligente, una persona extraordinariamente puntual y defensora de la puntualidad hasta el extremo. Un ejemplo claro de su compromiso con el reloj fue nuestra boda. Nosotros nos casamos a las 18:30, un sábado 31 de marzo en la capilla de la Tercera Orden. Y esos datos, a la letra, estuvieron en nuestra invitación. Sobra decir que mi recorrido al altar ese día fue uno de los más solitarios que he visto en mi vida. Había unas 20 personas en la concurrencia y ni la mitad eran invitados nuestros. Ellos fueron llegando, me cuentan mis padres, por ahí de las 19:05. Por supuesto en la recepción, en lugar de recibir disculpas de mis invitados por haber llegado tan tarde, recibí reclamos porque si “de verdad” la boda iba a empezar a las 18:30, “debí” de haber citado a las 18:00, media hora antes.
Esta semana el equipo de gestores de innovación del que formo parte enfrentó el reto de cumplir una fecha límite. Lo realmente divertido del reto es que los compromisos a cumplir antes de ese límite no dependían de ninguno de nosotros. En todos los casos, requeríamos del compromiso de clientes y aliados estratégicos para entregar lo solicitado en el plazo forzoso. Sobra decir lo cardiaco del asunto. Y la sorpresa que me llevé con la actitud que percibí en algunos de nuestros aliados y clientes: una falta de credibilidad acerca del rigor de la fecha definitiva. Incluso, no faltó quien me preguntara, molesto por nuestra insistencia en recabar documentos, un par de horas antes del fatídico plazo: “¿cuál es la hora REAL de cierre del sistema?”. Déjà vu.
El término para las fechas límites en inglés es: deadline, o línea mortal si lo traducimos literalmente. La contundencia del término no debería dejar lugar a dudas. No es almostdeadline, o zombieline o yameritoline. Ser parte de una comunidad profesional, de clase mundial, requiere que todos respetemos las fechas límite. Que valoremos el tiempo de todos los involucrados en un proceso y que entreguemos en tiempo y forma lo que se nos requiere. Ya sean documentos, pagos o, como en mi boda, nuestra presencia.

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