Desde
2009 Conacyt se ha comprometido con estimular la innovación tecnológica en
México. Este compromiso lo ha evidenciado al diseñar un conjunto de estrategias
que fortalecen distintos eslabones de la cadena de innovación. Desde la
apertura del Programa de Estímulos a la Innovación que acompaña el riesgo de
las empresas que deciden invertir en alianzas con universidades y centros de
investigación, hasta el fortalecimiento institucional de los agentes que
vinculan Academia e Industria: las Oficinas de Transferencia de Conocimiento
(OTC). Esta última estrategia fue puesta en marcha hace sólo 4 años.
Gracias
a esta política integral, y a pesar de lo joven que es, en Morelos estamos
logrando entrar por la puerta grande al mundo de la innovación tecnológica, y
ya contamos con casos de éxito emblemáticos.
Por
ejemplo, en el sector de la industria química, una empresa morelense, acompañada
por una OTC (también morelense), obtuvo el apoyo necesario para invertir en la
modernización de sus procesos, tanto los industriales, como los administrativos
y los de generación de nuevos productos. En sólo tres año, esta compañía logró
optimizar su proceso productivo mediante el diseño y puesta a punto de un
sistema de calentamiento solar; desarrolló su sistema de gestión
estratégica integral; diseñó, equipó e inició operaciones de su Unidad de
investigación aplicada y desarrollo; y emprendió la generación de un desarrollo
tecnológico en esta Unidad en colaboración con dos centros de investigación de
nuestra máxima casa de estudios.
La relación entre la compañìa y la OTC que la asesoró en
este proceso, evolucionó gradualmente y hoy día tiene el conocimiento y
habilidad de gestión para vincularse directamente con centros de investigación,
se transformó en un actor independiente en el ecosistema de innovación
morelense.
La experiencia ha sido tan exitosa, que empresa y OTC se han
asociado para coinvertir en un proyecto de investigación aplicada de uno de los
institutos de investigación más importantes en América Latina (también
morelense).
La mesa está puesta, gobierno federal y estatal se
han comprometido y han diseñado y puesto en marcha mecanismos que, bien
orientados, están generando casos de éxito como este. México necesita más
historias así, donde la vinculación efectiva entre Academia e Industria
promueva un desarrollo económico sustentable y de clase mundial ¡Se puede y se
debe!
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