viernes, 20 de febrero de 2015

Otra oportunidad, otra oportunidad…

publicado el 19 de febrero de 2015, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Quienes me conocen saben que soy malísima contando chistes. Tengo la gracia de un tractor para narrar la secuencia correcta de hechos y lograr así la risa espontánea. Recordar los detalles de los chistes no es lo mío. Suelo tener presente la frase del desenlace (lo que nos hace reír), y todos los antecedentes los olvido con gran facilidad. Así que, cuando trato de reconstruir un chiste de atrás para adelante, simplemente lo mato.
Bueno, hay un famoso chiste, que para variar no recuerdo, sobre un estadio y una multitud que vocifera al final: “Otra oportunidad, otra oportunidad…” Resulta que en estos días tuve la oportunidad de visitar a 5 grupos empresariales del Bajío para hablar sobre innovación basada en ciencia y la importancia de colaborar activa, estrecha e intensivamente con los académicos de Centros de Investigación y Universidades. En todas las reuniones, y a pesar de lo diverso de los grupos a los que visité, encontré factores comunes importantes. El primero, todos hacen innovación de alto impacto en sus empresas, no a la velocidad que quisieran, o con los montos de inversión necesarios para acelerar sus desarrollos, pero todos, en mayor o menor medida, ya hacen innovación exitosa. El segundo, en todos los casos tuve el gusto de compartir con hombres y mujeres honestos, que buscan alianzas incluyentes y beneficios sustentables para sus regiones y para México. El tercero, todos tenían algún grado de resistencia a colaborar con académicos e investigadores, la mayoría no lo habían intentado aún por temor a no lograr “aterrizarlos”; y aquellos que ya habían hecho nos relataban historias de terror al respecto.
Fue en este último factor común donde recordé la frase del chiste, y nos enfocamos, mis colaboradores y yo, a enfatizar lo exitoso de las experiencias en que hemos participado y la importancia de entender las culturas empresariales y académicas para poder hacer gestión intercultural. Relatarles casos de éxito, así como “autopsias” de fracasos, les permitió ver la posibilidad de abrirse a la experiencia de la vinculación exitosa. Justo es decir que entonces encontré un cuarto factor común: la apertura a dar “otra oportunidad”. Esa madurez personal y corporativa que les permitió ver que no por haber fallado en el pasado, había que cerrar la puerta. Al contrario, como emprendedores exitosos que son, todos resonaron ante la idea de que del fracaso se aprende, se internaliza lo aprendido y se regresa con más ahínco, más enfoque, más experiencia y por tanto más sabiduría.

Fue un gran viaje, una gran lección y lo mejor, una gran experiencia que nos llena de esperanza para el futuro de Morelos y de México. La transformación de nuestro país está en nosotros, démosle otra oportunidad…


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