Cuando mi madre va a mi casa procura, por el bien de todos,
no abrir cajones ni puertas porque ya sabe es probable que detrás de alguna
encontrará cajas con botellas de vidrio, plástico, tetrapack y latas todo
debidamente lavado y ordenado. “No son para lavar los platos pero la basura
sí" y "ustedes y su obsesión con guardar la basura" son
cantaletas de las que no podemos escapar cuando ve que en lugar de poner los
empaques en el cesto los lavamos, comprimimos y guardamos en la alacena para
luego llevarlos al Centro de acopio.
Ese afán de guardar los residuos sólidos (mal llamados
basura) nos ha hecho a todos más conscientes del ciclo de vida de lo que
consumimos. Desde que lo hacemos hemos disminuido la cantidad de residuos que
producimos en casa. Ahora, ya sea por no querer tener pilas de envases vacíos o
por una preocupación genuina por lo que sucede con las cosas una vez que nos
dejan de ser de utilidad, ir al súper en familia se ha vuelto una odisea.
Podemos pasar horas debatiendo sobre productos para tratar de encontrar la
opción más sustentable; revisamos dónde se produce, quién lo produce y qué
materiales se utilizan, sacrificando muchas veces antojos y caprichos para como
dice mi hija "no hacer llorar al planeta". Es decir pensamos en el
ciclo de vida de las cosas (de la producción hasta el desecho) antes de decidir
si adquirirlas.
Ser un consimidor responsable no está solamente en comprar
productos "verdes" o a productores locales, está en ser consumidores
que piensen críticamente sobre lo que adquieren y los costos que esto implica.
En Morelos producimos un estimado de 1405 toneladas diarias de basura de las
cuales sólo el 5% es separada para su reciclaje. El resto representa un
desgaste económico y ambiental importante. Por una parte en Mexico depositar
una tonelada en tiraderos a cielo abierto o rellenos sanitarios tiene un costo
aproximado de 360 pesos, esto sin tomar en cuenta los costos de traslado. Y por
otra las emisiones de metano (segundo gas responsable del efecto invernadero)
que surgen de estos métodos de disposición representan el 16% del total de la
producción en México.
Cada vez nos preguntamos más de dónde vienen los productos
que consumimos. Habría también que preguntarnos ¿A dónde van?
Hola Karla, me da gusto saber que alguien más hace lo mismo que yo hago, ¿tienes algún directorio de centros de acopio que me puedas compartir? Muchas gracias y un saludo =)
ResponderBorrarpuedes escribirme a perla.elizarraraz@gmail.com y con la misma dirección también me encuentras en facebook.