En estas últimas semanas, muchas familias
mexicanas logran reunirse y convivir más tiempo que el resto del año. Esta
convivencia intensiva, es un muy buen momento para analizar nuestras relaciones
personales con quienes han formado parte de nuestro ecosistema toda la vida.
Los festejos de fin de año, son una gran oportunidad para replantear las
dinámicas familiares. Esta Nochevieja, por ejemplo, tuve la oportunidad de
convivir, además de con mi familiar biológica, con mi familia política y fue
sumamente interesante y enriquecedora la experiencia. A diferencia de otros
años, en nuestra reunión hubo un sano elemento de sorpresa (les “caímos” al
finalizar la cena), y eso nos permitió ser más auténticos y espontáneos.
Pasamos más de una hora, a pesar de que sólo pasamos “al abrazo”, comentando
las novedades de la noche, rememorando anécdotas del pasado y encontrando temas
comunes que en otro contexto no se habían dado.
La innovación
organizacional es la implantación de nuevas estructuras organizacionales, de
nuevos modelos, o de orientaciones estratégicas novedosas, con el fin de incrementar
el éxito de las organizaciones. En este sentido, experimentar con nuevas formas
de relación, nos permite abrir puertas distintas y recibir información valiosa
de nuestros colaboradores. Tener una cultura organizacional (o familiar),
abierta a nuevas experiencias y a la posibilidad de vernos con otros ojos, nos
permite conocer mejor a los elementos de la organización. Y, ¿quién sabe? En
una de esas aventuras, tal vez encontremos nuevas estrategias organizacionales
que promuevan conductas exitosas, así como en el contexto familiar hay la
posibilidad de nuevas tradiciones familiares que fortalecen la confianza y el cariño.
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