Una amiga entrañable de quien aprendí
mucho, me contó hace tiempo que ella todas las noches, por consejo de su padre,
dedicaba unos minutos a recordar y agradecer lo que había aprendido ese día. Me
dejó boquiabierta y pensé, “aprendizaje diario, ¡órale!, ¿cómo le hará?”. Recuerdo bien que durante los días que
siguieron a nuestra conversación, hice el intento de recapitular lo aprendido y
tuve muy poco éxito. Entonces, con esa curiosidad que no he perdido a pesar de
los años, me atreví a retomar el tema e insistir en que me diera ejemplos de su
aprendizaje cotidiano. Fue fabuloso. Me hizo darme cuenta que, efectivamente,
con la convivencia vamos incrementando todos los días nuestra base de
conocimientos.
Por ejemplo, hoy en la oficina, aprendí
datos fascinantes sobre Costa Rica y su cultura sustentable, a propósito del
viaje de uno de mis colaboradores; también, gracias a un comentario de un amigo
en Facebook, visité un artículo científico sobre jitomates. Y ahí no para la cosa, platiqué con otro
colaborador sobre la diferencia de medicamentos similares y genéricos intercambiables.
Nonaka, mi gurú en temas de generación de
conocimiento e innovación, define al proceso de transformación de conocimiento,
SECI, como el conjunto de procesos (Socialización, Externalización, Combinación
e Internalización, de ahí las siglas) mediante el cual transformamos el
conocimiento tácito y explícito para construir nuevo conocimiento. No basta con
aprender cosas nuevas, o incrementar nuestras bases de conocimiento, es
indispensable, para el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación,
integrar a nuestro actuar lo aprendido. A este proceso, Nonaka lo llama
Internalización y, debo confesar, es mi proceso favorito. Al internalizar el
conocimiento, lo hacemos nuestro, lo comprendemos, lo asimilamos y nos
transformamos de “oyentes” a “actuantes”.
Gracias a la internalización del
conocimiento del día de hoy, veré con más atención las aportaciones
costarricenses en la industria agroalimentaria sustentable, procuraré consumir
frescos los jitomates (sin refrigerarlos demasiado tiempo) y promoveré el uso
de genéricos intercambiables.
Aunque muy probablemente todos, como mi
amiga, tenemos la oportunidad de aprender algo diariamente, integrar el aprendizaje
y aplicarlo en nuestro actuar es lo que nos convertirá en mejores personas,
miembros de mejores comunidades.
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