Todos hemos visto en la televisión entrevistas donde se pide
que el entrevistado responda la primera palabra que le venga a la mente ante la
frase o palabra que le mencionen. Si a la mayoría de nosotros nos pidieran
hacer este ejercicio y nos mencionaran la palabra “tecnología”, pensaríamos en
computadoras, microscopios, equipos de resonancia magnética, pantallas
gigantes, trenes bala, autos solares o, como les digo de cariño, “fierros”. Una
minoría pensaría en vacunas, medicamentos, materiales cerámicos o resinas, que
siguen siendo “fierros” pero en el contexto de ciencias de la vida, los dos primeros
y de las ciencias químicas los últimos. Sin embargo, casi nadie pensará en un
modelo educativo, una estrategia de mercadotecnia o un discurso persuasivo. A
pesar de que todos son ejemplos tecnológicos de la pedagogía, las ciencias
administrativas y de la comunicación, respectivamente.
Cuando comento sobre la importancia de recordar que Ciencias
abarca exactas, naturales y sociales; y que tecnología es el proceso
habilitador mediante el cual logramos aplicar esas ciencias, veo distintas
reacciones en mis interlocutores, desde “¡Órale, sí es cierto!”, hasta
“¿Ciencias y tecnologías sociales y administrativas? ¡Claro que no!”, pasando
por el incrédulo “Si ella dice…”
La Real Academia Española (RAE) en su Diccionario de la
Lengua, indica como primera definición de tecnología al “conjunto de teorías y
de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento
científico”. El límite del campo al que aplica el concepto de tecnología, está
definido solamente por lo que entendamos por conocimiento científico, que según
la RAE es aquel “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y
el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen
principios y leyes generales”. El conocimiento científico no discrimina áreas
del saber, incluye todas las que nos vienen a la mente y más. Así, la
tecnología es el conjunto de sus procesos habilitadores y por tanto, el
concepto de innovación tecnológica aplica tanto para los “fierros” como para un
tratamiento médico o sicológico.
Finalmente, la RAE muestra como tercera acepción de
tecnología: “lenguaje propio de una ciencia o de un arte”. Me quedé corta, la
tecnología tiene relación directa no sólo con el conocimiento científico (todo
el conocimiento científico, social, administrativo, biológico, físico, médico,
antropológico, etc.), sino también con las artes. ¡Guau!
¿La primera palabra que se me ocurre cuando escucho
“tecnología”? Más-que-fierros.
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