jueves, 13 de febrero de 2014

Historia de dos historias

publicado el 13 de febrero de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

En una compañía muy exitosa, había un portero “adivino”. Contaba la leyenda que este buen hombre, Conrado, tenía la capacidad de, con un minuto de charla, predecir el futuro de quienes entraban por sus puertas. Una mañana llegaron Alex y Benji, dos incrédulos y brillantes científicos, a las puertas de Conrado. Para no contaminar el experimento, Alex fue al café de enfrente, mientras Benji preguntaba al portero, “Conrado, ¿qué futuro me espera si entro a esta compañía?”. Conrado, sin mirarlo le preguntó, “Ud. ¿de dónde viene?” Benji, con el rostro iluminado respondió, “Vengo de un laboratorio de investigación excepcional, conviví durante mi posgrado con tres investigadores consolidados, productivos, creativos y aprendí muchísimo…”, Conrado, con esa tranquilidad que distingue a los hombres muy sabios, lo miró a los ojos, sonrió con calidez y le dijo, “en esta empresa usted va a aprender aún más, logrará consolidar la proyectos que le encomienden y subirá como la espuma en la organización, ¡bienvenido!”
Al terminar su café, Alex atravesó la calle y pregunto,  “Conrado, ¿qué futuro me espera si entro a esta compañía?”, Conrado, sin mirarlo le preguntó, “Ud. ¿de dónde viene?” Alex, endureció el semblante y respondió, “Vengo de un haberme roto el alma trabajando de sol a sol con tres investigadores explotadores, exigentes hasta el absurdo e injustos en la evaluación de su personal, sé que cualquier lugar será mejor que ese laboratorio de vacas sagradas …”, Conrado, con esa tranquilidad que distingue a los hombres muy sabios, lo miró a los ojos, sonrió con tristeza y le dijo, “en esta empresa usted va a trabajar aún más, vivirá abrumado por el nivel de exigencia y el fracaso y compartirá su frustración y resentimiento con sus colegas, ¡buena suerte!”
Meses después, Benji al salir por un café, vio a Conrado “adivinando” el futuro de una jovencita que, nerviosa, entraba por primera vez por las puertas del portero. Recordando aquella mañana en que él y Alex habían pasado por lo mismo, hizo nota mental para invitar un café a Alex, que ahora daba clases en una universidad privada, y con quien se había distanciado previo a su renuncia de la empresa, “ojalá haya encontrado un mejor ambiente laboral, en la universidad”, pensó. En contraste, Benji se perfilaba como líder de su división de investigación y desarrollo, ¡tal como había predicho Conrado! Intrigado, ante esta coincidencia, se acercó al célebre portero y le dijo, “Conrado, por favor, dime como logras predecir el futuro de quienes conoces. Nadie puede leer la personalidad de otro en menos de un minuto, yo estoy seguro que te da información Recursos Humanos, ¿verdad? Anda, dime cómo le haces.”

 Esta vez, a Conrado se le iluminó la cara, soltó una gran carcajada y contestó, “Tú y Alex venían del mismo laboratorio, pero habían vivido distintas experiencias, lo que uno vivió como aprendizaje, otro vivió como exigencia y frustración, lo que para uno fue un impulso por crear, para otro fue injusticia y maltrato. Yo no adivino ningún futuro, Benji, ustedes se lo construyen.”

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