jueves, 31 de enero de 2013

Facta non verba

publicado el 31 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Soy Ingeniera en Sistemas Electrónicos (ISE) y recuerdo con gran cariño mi formación profesional. Ejercí como ISE muy pocos años; sin embargo, lo aprendido entonces me ha sido de gran utilidad toda la vida. Uno de los conceptos que más he aplicado es el desarrollo de proyectos mediante prototipos. Esto es, entender el problema a resolver e implementar una solución tan pronto como sea posible, observar el efecto de la solución, tomar esa información y replantear el problema, para iniciar el ciclo nuevamente. Esta iteración continua permite ver resultados en poco tiempo, se va comprendiendo mejor el impacto de los cambios y con esas observaciones, nos acercamos a una mejor solución.
Cuando se genera innovación, los enfoques iterativos son muy efectivos. Por un lado, involucran etapas de análisis y planeación pero con énfasis en diseñar soluciones que nos permitan obtener resultados pronto. Luego se van generando mejores versiones conforme se miden los resultados e impacto de los diseños previos. Las historias de Windows 8, el Iphone 5 y el Office 2010








 son claro ejemplo de la efectividad de este enfoque. Los enfoques iterativos (o de prototipos) son el antídoto de la famosa “parálisis por análisis”, que ante un problema complejo o muy nuevo (como los que provocan innovaciones de ruptura) puede llevar a la quiebra a un equipo de trabajo. Conozco a colegas brillantísimos que, con un afán perfeccionista, se pasan la vida analizando y planeando cómo resolver un problema difiriendo la generación de una solución, permitiendo que lo perfecto se pelee con lo muy bueno.
Lograr el balance entre análisis y ejecución es clave en la generación de innovación, pues como sabemos, la innovación no sólo consiste en producir una invención sino en que ésta tenga potencial comercializable. En el mundo actual, la velocidad a la que ingresan al mercado las innovaciones también es clave. Procrastinar la ejecución de los proyectos, hoy más que nunca, es la diferencia entre un fracaso en papel o un éxito en el mercado.

jueves, 24 de enero de 2013

Gracias a, o independientemente de…

publicado el 24 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Esta semana en el twitter me encontré con una reflexión de un tuitero bastante pensante, que preguntaba a sus seguidores si era casualidad que los países con más deportistas ganadores fueran los más desarrollados científicamente. Me costó mucho trabajo contener la cátedra sobre causa-efecto y correlación que se me antojaba recetar en fragmentos de 140 caracteres. Ante lo titánico de la labor, y la sensatez de utilizar cada medio de comunicación de la mejor manera, decidí dejar pasar la “flagrante provocación” y abordar el tema en este espacio.

Para empezar, habría que verificar los datos de @, pues aunque sin duda Estados Unidos es un país donde ambos indicadores son altos (deportistas y desarrollo científico), esto no necesariamente es cierto para todos los países. Dando el beneficio de la duda, supongamos que efectivamente, la capacidad deportiva de un país y la científica fueran de la mano. Y que ningún país con alto estándar en un indicador tuviera bajo el otro (lo cual no sucede en la realidad, pero sigamos con el argumento).

Cuando vemos dos hechos coincidentes, en este caso “deportistas ganadores” y “desarrollo científico”, esta maravillosa máquina pensante que somos y que nos ha permitido transformar nuestro entorno, tiende a buscar una correlación y los “amarra causalmente”. Cuando esto sucede, debemos tener en mente que hay varias posibilidades; no sólo que un hecho se deba al otro (relación causa-efecto) o “gracias a”; sino que los eventos sucedan de manera independiente; o incluso que tengan una causa común. En este caso por ejemplo, la distribución de la riqueza interna de un país es causa común tanto de una mayor inversión e impulso a la actividad deportiva, como a la actividad científica. Cuando un país tiene clara la importancia de la cultura y aplica sus recursos en programas sociales estructurados e invierte en investigación científica y desarrollo tecnológico, tenemos fenómenos como los de Estados Unidos o Alemania.

Entender qué medidas y políticas públicas impactan en nuestro desempeño como país y de qué manera lo hacen, nos permitirá impulsar aquellos programas y proyectos que incentiven la innovación, la ciencia y la tecnología, permitiendo la generación de riqueza y de ahí, contar con recursos económicos para programas sociales, culturales y deportivos. Gracias a la inversión en CTI podremos acceder a una plataforma de bienestar y desarrollo para todos, no sólo para unos cuantos deportistas o artistas.

A las 6

publicado en "Ciencia y Ficción" en junio 2009 
           ¡Clang! Escucho a lo lejos el sonido familiar. Lejos y amortiguado, como en sueños, con esa sensación desorientada, aletargada, en medio de un instante de sobresalto, ¿dónde estoy?  Y recuerdo.  Recuerdo ese primer destello de luz, ese entreabrir los ojos, sin lograr distinguir gran cosa, esa humedad helada que lastimó mi cabeza y a falta de palabras que describieran la confusión, el dolor, el sobresalto; proferí un grito agudo, chillante, irritante. 
¡Clang! El sonido es más fuerte, un poco más claro, pero igual de confuso e intrigante, ¿dónde estoy? Y recuerdo.  Recuerdo la emoción, el barullo, el tumulto. Recuerdo cómo la mar de chicos, todos iguales, misma ropa, mismo peinado, mismo olor a limón, me absorbía, me engullía, me atrapaba. Recuerdo su mirada vidriosa, su sonrisa forzada, sus gritos de ánimo que sonaban falsos, tristes, valientes. Recuerdo el dolor lacerante en el pecho, que subía por la garganta, calentando mis mejillas, humedeciendo mis ojos.
¡Clang! Ahora el sonido es claro, vibrante, lleno de vida, de esperanza, traspasando mi cuerpo, haciéndome vibrar emocionado, ¿dónde estoy?  Y recuerdo.  Recuerdo el nerviosismo, la ansiedad, la espera que termina, la familia contenta a mi alrededor. Recuerdo la secreta decepción, la duda, la culpa, la certeza de no merecer el honor, la tristeza disfrazada de solemnidad, la mentira disfrazada de sonrisa.
¡Clang! Mis tímpanos vibran al compás del sonido, fuerte, claro, que se les adhiere con un sinfín de ecos, ¿dónde estoy? Y recuerdo. Recuerdo la carrera al altar, la visión del paraíso frente a mí, el corazón en la garganta por la angustia de perderla. Recuerdo la transformación de su rostro tras la niebla de su inocencia, prometer calor, anunciar la entrega; pero sobre todo, recuerdo cómo se iluminaba de amor.
¡Clang! El sonido ya es insoportable. Traspasa mi cabeza, dejando un dolor intenso, lacerante, que me confunde, que me inunda, que no me deja pensar, ¿dónde estoy? Y recuerdo.  Recuerdo el vacío, la soledad, el “sin-sentido”, el desánimo. Recuerdo la falta de calor, la pérdida de la esperanza, el exilio del paraíso, la urna que encerraba lo que alguna vez fue inocencia, promesa y amor. Recuerdo el olvido, el bendito olvido que borró mi pasado, aniquiló mi futuro y alcoholizó mi presente.
¡Clang!  Escucho a lo lejos el sonido familiar. Lejos, amortiguado y agonizante, ¿dónde estoy?  Finalmente abro los ojos y veo un destello de luz, intenso, absoluto, que llena todo y a todos, que no deja distinguir detalle. Y recuerdo. Recuerdo el inicio, la luz, la confusión, la falta de palabras, el grito en la garganta. Al tiempo que recuerdo, abro la boca para gritar, para llorar, para pedir, para respirar. Sufro en un instante la agonía de los últimos años, siempre en el mismo lugar, mirando a los feligreses pasar y tirar monedas. Siento la pesadez de la debilidad, el hedor de mis harapos, el soporte de mis viejas valijas. Valijas que fueron casa, apoyo, tesoro, botín, compañeras. En el último estertor agonizante, sin poder distinguir sonidos, siluetas ni contornos, cierro los ojos y finalmente, en la absoluta oscuridad, la veo. Ya no siento dolor ni angustia, pues no la perderé más; es el paraíso, mí paraíso; me entrego, se cumple la promesa; me alimenta su calor. ¿Dónde estoy? Y recuerdo. Estoy en casa, contigo, mi amor.

jueves, 17 de enero de 2013

Si está hecho en México…

publicado el 17 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Cuando era niña, había una campaña en medios (radio, televisión y periódicos, en mis tiempos no había más) que felizmente anunciaba: “lo ‘Hecho en México’, está bien hecho”. Recuerdo la promoción que se hacía del slogan y de la marca “Hecho en México”, que era la cabeza de un águila estilizada y enmarcada. En términos de conocimiento de la marca, estoy segura que la campaña fue todo un éxito. Sin embargo, en lo que respecta al impacto real en la aceptación efectiva que los mexicanos tenemos de los productos que manufacturamos en el país, creo que no lo fue tanto. Incluso, me atrevo a asegurar que el malinchismo ganó al nacionalismo y que entonces como ahora, la procedencia de un producto no es factor determinante en la compra.

Ya hemos comentado en esta columna, la importancia de comprar productos de manufactura mexicana, como una manera de incentivar la economía nacional. Así que tenemos motivos macroeconómicos (aumentar el Producto Interno Bruto del país) para consumir productos mexicanos. Felizmente, hay otros motivos para hacerlo, los egoístas. Efectivamente, lo que México produce y manufactura lo hace con altos estándares de calidad. Por si fuera poco, los que radicamos en Morelos tenemos también la motivación del orgullo regional. Ya que hay un grupo, cada vez mayor, de empresas morelenses que diseñan, producen y comercializan bienes y servicios “de nivel mundial”. Para muestra un botón: sólo la semana pasada tuve la oportunidad de interactuar con tres empresarios exitosos en las áreas de iluminación, prótesis biomédicas y equipos de localización de vehículos que generan tecnología de punta, son líderes en el mercado nacional y además exportan a varios países sus productos.

Dejemos atrás los prejuicios históricos, exploremos la oferta nacional y encontremos en lo “Diseñado en México” una alternativa a mejores productos para nosotros en lo personal y a una mejor calidad de vida para nuestra población; al mismo tiempo que contribuimos a un entorno sustentable. Porque otro México y otro Morelos son posibles.

lunes, 14 de enero de 2013

Peras y Manzanas

publicado en conjunto con Agustín López-Munguía en "Ciencia y Ficción" en junio 2009



No entendemos esa manía de la gente de querer explicarlo todo con peras y manzanas. Nos parece un modelo bastante limitado, máxime si a priori hay que incluirlas a ambas. Y es que ya de entrada peras y manzanas solo se pueden sumar, restar, multiplicar o dividir, en su calidad de frutas, más no en su carácter individual de pertas y manzanas. Es decir, 10 peras y 5 manzanas solo pueden resultar en 15 frutas, mas no en 15 peras ni en 15 manzanas, de acuerdo con una aplicación de este modelo que nos fue enseñada por allá del primer tercio de la escuela primaria. Hoy en día un niño precoz quizás refutaría esta limitante haciendo uso de la biología molecular (y de su fantasía),  para platear que la suma si podría efectuarse si el material genético de peras y manzanas se combina y se obtienen 15 peranzanas (o manzeras) de un árbol transgénico. 

Pero transgénicos aparte, como consecuencia de la imposibilidad de mezclar peras con manzanas, origen del refrán: “no mezcles peras con manzanas” que data de aquellos tiempos en que los árabes empezaron a hacer sumas,  las que salieron ganando fueron las manzanas y las peras pasaron a ser como algo indeseable que no había que poner junto a las manzanas. Así son muy numerosas las manzanas famosas en la historia: Guillermo Tell demostró su puntería con el arco tirando la flecha sobre una manzana, aunque el reto hubiera sido mayor poniendo una pera en la cabeza de aquel niño y la malvada bruja del cuento de Charles Parrault tampoco mezcló peras entre las manzanas que ofreció a la bella durmiente y la diosa griega de la discordia, Eris, mandó la famosa manzana a la fiesta a la que no fue invitada,  dirigida a “la doncella más bella”, armando una celestial discordia entre Era, Atenea y Afrodita por la susodicha manzana. No hay por lo mismo una pera de la discordia. Y sin duda eso explica porque Newton decidió reposar cerca de un manzano y no de un peral, cuando inspirado, esperaba la caída de un fruto para explicarnos como era aquello de la ley de gravedad. Poniéndonos metafísicos es quizás también por eso que el Creador –en la voz del redactor del Génesis- solo prohibió las manzanas a sus dos primeros pobladores, y se abstuvo de complicarles la existencia con las peras. ¿Para qué las peras?, mejor se los explico sólo con manzanas- sin duda reflexionó el Creador. -Al final de cuentas ellos no necesitan ni peras ni manzanas para explicar las cosas, pues no hay nadie a quien explicarle algo- Debieron pasar muchos años para que Ana Botella, quizás inspirada en el mismo pasaje bíblico nos explicara:  si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta (Wikiquote, 2004).  Ana, es la esposa del ex-presidente del gobierno español, José María Aznar y concejala de medio ambiente del ayuntamiento de Madrid, y la cita ya no deja dudas sobre el resultado del matrimonio entre personas del mismo sexo.  Esta cita debería de ubicarse dentro de los más exitosos ejemplos del uso de las peras y las manzanas para explicarse las cosas de la vida.

Por estos antecedentes, cuando los autores de este texto decidimos entrarle a la tarea del editor de usar las peras y las manzanas para introducir los textos de divulgación  “se nos vino el santo al cielo”. Sentados en un café maldecíamos al editor, enviándole ajos y cebollas (seguidas de peras y manzanas que deben pegar mas duro)  consternados sobre nuestra falta de inspiración para disertar sobre las susodichas frutas.

-¿Otro café?- nos ofreció la mesera.

-Si, pero con leche light y con un sobrecito de sucralosa- pidió ella. -Estoy echa una pera-, agregó, sonrojada cual manzana. -Creo que tengo que ponerme a dieta.

-No creo -le contesté.-Debes medir por ahí de 1.70 m y tu peso no debe ser mayor de unos 60Kg, por lo que de acuerdo con el famoso “índice de masa corporal” (IMC) que resulta de dividir tus 60Kg entre tu altura al cuadrado (1.70 * 1.70 =2.89),  debes tener un IMC de 20.76 lo cual te coloca dentro del grupo de gente sana de la cual ya solo queda aproximadamente 1/3 en el país. Las 2/3 partes de la población o bien están dentro de un nivel de IMC que podría considerarse riesgoso (mayor de 25) o tienen sobrepeso (IMC mayor de 30) o de plano están dentro de la población obesa (IMC > 40).

-Pero ya dentro de los obesos los hay que parecen peras y los hay que manzanas, ¿no?

-O estufas -agregué pensando en mi tía Gloria.– Para ellos existe otro parámetro que se denomina “índice de cintura-cadera” (ICC) y pues esta fácil por que sólo tienes que medir con una cinta cuantos centímetros tienes de cintura, pasando la cinta a la altura del ombligo y lo dividirlo entre lo que tienes de cadera, pasándola en la zona más amplia de tu… trasero.

-Mejor volvamos a las manzanas y a Newton- replicó ella, -no me esta gustando este tema de divulgación.

-Pero es que justamente, ahí encajan peras y manzanas: los hombres tienden a valores de ICC de manzanas (0.78-0.93), mientras que en las mujeres, el ICC se asemeja más al de una pera (0.71-0.84), es decir el perímetro de la cadera más largo que el de la cintura. Bueno, esto cuando se gana peso y el individuo se adentra en los terrenos de la obesidad: conforme se van ganando kilos, las diferencias se hacen muy notables, y ciertos lugares, donde se acumula la grasa, crecen aún más. En los hombres a fuerza de cerveza y tacos de cochinita, va aumentando la barriga, y tienden a una obesidad en forma de manzana, mientras que los pastelillos y chocolates, aumentan en las mujeres las llamadas cartucheras lo que lleva a una obesidad en forma de pera.

-Tu tía Gloria debe estar cercana al ICC de uno, ¿verdad?

-Pues si, aunque en esa familia, más que peras y manzanas habría que hablar de estufas y refrigeradores, que son casos de manzanas ya muy sofisticadas. En general, la obesidad tipo manzana, viene siendo más peligrosa que la tipo pera, para cambiarle un poco el tono al artículo, que empezó muy favorable para las manzanas, no? Por mucho que estemos acostumbrados a la manzana como símbolo de salud, en estos casos, la realidad es muy diferente. La obesidad, que como vemos tiene que ver con el IMC pero también el perímetro de la cintura y la cadera, aumenta dramáticamente el riesgo de enfermedades tales como las cardiovasculares, la hipertensión arterial, el infarto de miocardio, la diabetes Tipo II, la apnea del sueño, entre otras.

-Aunque es un hecho que un obeso que no se cuida, aunque empiece con forma de pera, terminará con el tiempo desarrollando una obesidad en forma de manzana, ya sea mujer u hombre – agregó ella, al tiempo que ingería el último pedazo de browny con helado de vainilla.

-Creo que deberías aumentar las peras y las manzanas en tu dieta- Sabías que el mundo produjo en el 2007 unos 47 millones de toneladas de manzanas, mientras que de peras apenas unos 17 millones de toneladas? 

-¿Y eso es mucho?

-Bueno, pues si divides los 47millones de toneladas entre los 6,700 millones de habitantes que hay en el planeta eso nos da como a unos 7Kg de manzanas y 2.5Kg de peras al año por cada terrícol. Poco, ¿no?

-Si, muy poco, sobretodo considerando que hay países donde se come muy poca fruta, generalmente ubicados en el hemisferio sur, mientras que los que más consumen se ubican en el 
hemisferio norte. Y entonces me aventó un torito: -¿Sabes donde se producen más manzanas?

-¿En Zacatlán de las manzanas? – Contesté, mitad en serio, mitad en broma.

-No que va- dijo riendo. -La mitad de esa fruta la producen los chinos, aunque como es de suponer, se comen buena parte de lo que producen, y eso no se explica con peras y manzanas, sino con hambre. Chile e Italia son países que exportan mucha manzana y Argentina mucha pera. Y mas del 30% de las manzanas se industrializan contra solo el 10% de las peras y mas de la mitad de las manzanas que entran a una fábrica se destinan a hacer jugo.

-¿Sabes que?- comentó ella después de reflexionar unos instantes sobre toda esta información. 

-Voy a inventar la dieta de la “Pera y la Manzana”- Tendrá efectos en la salud igual o más poderosos que las dieta de la luna, la de la sangre, la del Orozco o la de Atkins. Consistirá en un vaso de jugo de pera seguido de otro de manzana cada hora durante todo el día. 

No sabía si bromeaba, por lo que comenté: -¿sabes cuanta azúcar es eso? Aproximadamente 24 gramos de azúcar del jugo de manzana y otros 38 del de pera.  ¡Más de 215 calorías por hora! Si pasaras 8 horas durmiendo, consumirías sólo de jugo 3,440 calorías. Y como para alguien con tus caractéristicas de edad, peso y actividad física, mantenerte en tu peso se traduce en 1,800 calorías diarias… pues nada más estarías consumiendo 1,640 calorías en exceso al día. 11,480 a la semana, y en un mes 45,920, o lo que es lo mismo, 5 kilos de grasa extra, ¡en un mes!  Y nada más, por diversión, imagínate 1 barrita de mantequilla, esas son de 125 gramos, 8 son un kilo y CUARENTA barritas de mantequilla serían el resultado de tu super-dieta de la pera y la manzana.  No, ingeniera, que bueno que la nutrición no es lo tuyo.

-Oye, oye, no seré nutrióloga, pero sé que todo, en exceso es perjudicial.  Además no olvido cómo durante mi embarazo, para cuidarme, decidí sustituir el refreso por el jugo (de naranja, pero jugo al fin) y la botana ocasional por unas manzanitas.  En un mes, subí lo que debía subir en cuatro. 

-Insisto, que bueno que te dedicas a… a… ¡a lo que te dediques! Pero ciertamente no a la nutrición. 

-Ja ja ja, sí, soy mejor explicando con peras y manzanas, que calculando su contenido calórico. Aunque, ya entrados en gastos, ¿sabías que el famoso dicho de “an apple a day keeps the doctor away”, no se basa en su contenido nutrimental?

 -Pero no calcules todo sobre azúcares y grasas, recuerda que las peras y las manzanas tienen un importante contenido de minerales y vitaminas.

-Pues ni tan importante. Resulta que según la recomendación de ingesta diaria, para una dieta de 2,000 calorías una pera (o para todo propósito práctico, una manzana) aporta el 10% de nuestro requerimento de vitamina C y cobre, aproximadamente el 5% de potasio, manganeso, riboflavina, vitamina B6 y vitamina K.  Y sólo para darte una idea, una naranja aporta más del 80% de vitamina C.

-‘Tons, ¿esos gringos son además de todo mentirosos?

-No, bueno, al menos, no por culpa de las manzanas (o las peras).  Un sola manzana nos aporta la quinta parte de la fibra que necesitamos al día. Así que, por lo menos al proctólogo y al gastroenterólogo lo podemos mantener alejado si nos acercamos a la manzanas. 

-Y bueno a todo esto, ¿quieres una rebanadita de pay de queso para tu café?

-¡Qué pasó doctor! Mejor un strudel de manzana—¿hay de otro?—para celebrar el feliz inicio de este texto de divulgación.
 

jueves, 10 de enero de 2013

Blanco y negro.

publicado el 10 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

El día del cumpleaños de mi papá, salimos a comer a un restaurante ubicado al norte de Cuernavaca. Anunciaban a todo bicolor, la cena de fin de año “Blanco y Negro” con carácter de riguroso. En ese instante supe que, a pesar de lo rico que se leía el menú, yo no podría asistir pues ya tenía planeado vestir de gris plata en Nochevieja. Una sola frase determinó, sin lugar a dudas, que quienes pretendieran disfrutar de los manjares del restaurante en cuestión, debían vestir esa noche sólo prendas de colores blanco y negro, punto.

En estos días, distintos medios de comunicación dieron a conocer las 5 acciones que Enrique Peña Nieto propuso para impulsar la Ciencia y la Tecnología. En redes sociales hubo un especial revuelo sobre la quinta acción: crear una fundación de Ciencia y Tecnología en la que pueda participar la iniciativa privada (IP). Se manifestaron en contra de esta acción desde aquellos que condenaban la iniciativa por pretender privatizar la CTI, hasta quienes consideraban una ilusión van a pretender involucrar al sector privado mexicano en este sector estratégico, pasando por quienes criticaban al gobierno federal por evadir su responsabilidad de fomentar la actividad científico-tecnológica. En este caso, una oración que describe una acción, no es suficiente para entender las implicaciones del tema.

  • En lo personal, considero que esta medida apunta en la dirección correcta al incluir a quienes generan la riqueza de nuestro país en la inversión en CTI mexicana. Que la IP participe en la inversión nacional de CTI no sólo es buena idea, es fundamental para lograr un México innovador que esté a la altura de los recursos naturales y humanos que tenemos. No se trata de que el Estado evada nada, el Estado DEBE seguir invirtiendo en Ciencia Básica y Aplicada, así los empresarios pueden invertir en Desarrollo Tecnológico e Innovación (basada en Ciencia preferentemente). De hecho, los países con mejores índices de desarrollo humano (IDH) invierten en CTI más del 2% de su PIB y, como punto de referencia, esta inversión la hacen de manera conjunta los sectores público y privado. afortunadamente, cada vez hay más empresarios mexicanos visionarios que apuestan a la CTI como solución para mejorar sus estrategias competitivas. Confío en que, con la participación de académicos, el fomento gubernamental y las alianzas estratégicas adecuadas con gestores de innovación serios y profesionales, podremos ver un México distinto en unos años.

Las políticas públicas requieren de contexto para poder entender mejor sus implicaciones e impactos. La co-inversión público-privada en CTI definitivamente no es un asunto de “blanco y negro”. 

jueves, 3 de enero de 2013

Responsabilidad consciente

publicado el 3 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Una de las grandes aportaciones del pensamiento científico es la capacidad de observar y analizar hechos para entenderlos mejor y aprender de ellos. En lo personal considero que ese es papel fundamental de la comunicación pública de la ciencia, lograr que más personas incorporemos el pensamiento científico en nuestras vidas cotidianas. Cuidar la veracidad de la información que recibimos, incluso cuando lo hacemos de primera mano, es parte fundamental del proceso. Tratar de mantener la objetividad durante el análisis de los hechos, aunque difícil, también es importante para llegar a conclusiones más justas y con el menor sesgo posible. Finalmente, extraer lo relevante de las situaciones que sometimos a observación y análisis es esencial en el proceso, nos transforma mediante el aprendizaje y nos mejora siempre.
Recientemente encontré, en un accidente de tránsito, el ejemplo ideal para explicitar lo que hace unas semanas llamé “responsabilidad consciente”. En un lado, tenemos un cruce peligroso, donde la curva de una de las calles dificulta la visibilidad. Por el otro lado, tenemos el componente humano, un par de automovilistas que estaban a 100 metros de su destino. Por la magnitud de impacto (ambos autos fueron pérdida total), alguno iba a exceso de velocidad (a 50 km/hr no hay manera de que ese encontronazo tuviera tremendas consecuencias). Sin embargo, cuando los peritos de tránsito preguntaron a los conductores su versión de los hechos, lo primero que dijo uno de ellos fue: “yo no me siento responsable”. El otro respondió, “yo me siento moralmente responsable”. Tras revisar la posición de los autos después del choque y las marcas en el pavimento, los peritos y los ajustadores de ambas compañías concluyeron que el segundo conductor era el afectado, y que el culpable del incidente era aquel que no sentía responsabilidad alguna, pues iba en exceso de velocidad, invadiendo carril, de subida e incorporándose a una vialidad preferente. El conductor afectado se sentía responsable porque no vio al auto contrario.
Asumir la consecuencia de nuestros actos, por definición, nos permite tomar mejores decisiones. Cada compra que hacemos, cada opinión que externamos o cada alternativa que elegimos contribuye al México que tenemos. Compremos, opinemos y elijamos más responsablemente. Fortalezcamos la industria nacional, promoviendo la innovación y comprando lo diseñado en México. Reduzcamos los niveles de contaminación, disminuyendo la basura que producimos y transportándonos más limpiamente. Actuemos todos desde la trinchera individual y detonemos la sociedad del conocimiento. Seamos los morelenses que un mejor Morelos se merece.