miércoles, 25 de enero de 2012

Haciendo hoyos...

Hace un par de semanas (o tal vez un poco más, la memoria es medio imprecisa para medir distancias-temporales), escuchaba en el noticiero de Carmen Aristegui una entrevista con Santiago Creel. Recién había pasado el tema de la feria del libro y Peña Nieto y por supuesto que "sin querer queriendo" ambos cayeron en el lugar común y tocaron el tema de "¿qué libros lees?". Santiago comentó que en este momento entre lo que estaba leyendo, contaba con tres biografías de distintos personajes o momentos políticos, entre ellos la de Franklin D. Roosevelt y relató como Roosevelt para mejorar la economía generó esta oleada de "contratar gente para hacer tapar hoyos, haciendo otros al lado". Me sorprendió saber que esta táctica tan conocida por las administraciones públicas pasadas y presentes tuviera tal origen.


No es novedad que una estrategia recurrente para generar empleo y "demostrar" trabajo para un gobierno estatal, municipal o federal, sea la inversión en infraestructura. ¿Se imaginan los resultados que se tendrían, si esta infraestructura fuera sustentable y apropiada a las necesidades de la comunidad? Más allá del sentido común, este ensayo muestra cómo lograr que el gasto en infraestructura, se transforme en inversión socio-económica sustentable... los invito a leerlo: http://crearfuturos.blogspot.com/2012/01/infraestructura-latinoamericana-al-2020.html

martes, 24 de enero de 2012

El acertijo del 24 de enero

Como muchos calcularon, la respuesta del acertijo de la semana pasada es: 40 frijoles.

Esta semana seguimos con los acertijos super sencillos, tengo 5 manzanas en una canasta y llegan 5 niños. ¿Cómo puedo dar una manzana a cada niño y además, dejar una manzana en la canasta?

miércoles, 18 de enero de 2012

Acertijo del 17 de enero

Como muchos ya averiguaron, la respuesta para el acertijo de la semana pasada es que sí cabe el pisacorbatas ("apenas", citando a Toño del Río).
Esta semana tengo la siguiente duda. Le pedí a Alejandra que contará un puñado de frijoles, me reportó 34, le pedí se los diera  a Beatriz para contarlos y ella informó que eran 41. Ante la incertidumbre, Claudia me hizo favor de volverlos a contar y me dijo que eran 43.
Segura de que no estaba ante la multiplicación de los frijoles, contamos en voz alta y uno por uno las 4, los frijoles. Nos dimos cuenta que los números reportados habían fallado por 1, 3 y 6. ¿Cuántos frijoles había realmente?

De márgenes a MÁRGENES

Uno de mis muchos defectos, bien conocido por mis afectos, es mi afición a las series de TV sobre investigaciones de homicidos, enfermedades o asaltos. El fin de semana, que es cuando la afición intercambia una consonante y gana una c, me pongo al corriente con los episodios no vistos entre semana y hasta los antiquísimos que ya olvidé.
Este domingo, en un episodio de Law & Order, el motivo del crimen en cuestión era la desesperación de un broker financiero/bursátil al enfrentarse con clientes que se han vuelto más y más ambiciosos en términos de los márgenes de ganancia que esperan. El argumento era que, antiguamente con un 10% anual era más que suficiente para tener a los usuarios de sus servicios felices; sin embargo en los últimos años, había una presión de los inversionistas por DUPLICAR el capital inicial. Más allá de si esto es motivo o no, para armar un fraude de cuello blanco y crear compañías falsas, inflarlas y derrumbarlas, el punto interesante es que, efectivamente, estamos en un entorno donde la gente que tiene interés en invertir está preocupado por tener altísimos MÁRGENES, antes que considerar otros mercados.
Si yo pudiera conseguir que cada habitante de Cuernavaca, me diera 1 centavo diario libre de polvo y paja (ya con gastos e impuestos de esto y aquello descontados),  tendría al día un poco más de $3,000!
No espero que nos pongamos todos a pedir centavos por aquí y por allá, pero sí que consideremos como un muy útil ejercicio mental lo que el volumen (los más de 300,000 habitantes) o tamaño del mercado representa, y como es posible obtener entradas importantes con márgenes de utilidad tan pequeños como un centavo.
¿Qué más hace falta? Ser conscientes de que, para tener acceso a un gran mercado (todos los habitantes de Cuernavaca), tenemos que pensar en productos que estén accesibles a los bolsillos de todos. Por supuesto, en este tenor, que sean necesarios y que se produzcan en el marco del desarrollo sustentable.
Estando ya en este jardín conceptual, vamos a lo siguiente. Estamos acostumbrados a pensar que el sector empresarial es parte del problema que conocemos como pobreza extrema. Aquí una novedosa y efectiva propuesta para que el sector que mueve la economía del mundo, sea la solución, no en un plan asistencialista (que ya está demostrado no funciona), sino siguiendo las reglas del juego tradicionales con ideas de negocio que de origen aumentan el bienestar social. Ya están los ingredientes básicos para una de las recetas que más me ha gustado en los últimos años, como propuesta real y concreta para erradicar la pobreza extrema, los invito a leer más sobre ella: Empresas contra la pobreza (Crear Futuros)

martes, 10 de enero de 2012

Acertijo del 10 de enero

La respuesta al acertijo del 3 de enero es: "A es culpable"

Este martes platiqué que quiero regalar un pisacorbatas muy delgado de 7 cm. de largo. Y con mi costumbre de reciclar, sólo tengo una caja que mide 3 x 4 x 5 cm. La duda es si podré guardar el pisacorbatas en esa cajita...

lunes, 9 de enero de 2012

En un lugar ... de cuyo nombre no quiero acordarme...

¿A quién le suena conocido esto?
Conforme se acerca el fin de año, a todo lo largo y ancho de la organización a la que pertenecemos se nos avisa que hay que hacer la planeación del próximo año. Esta planeación suele ir acompañada del presupuesto opeerativo anual y es deseable que también de un conjunto de indicadores y metas que cumplir. Podemos medir la antigüedad en el cargo de un administrador como inversamente proporcional al grado de ilusión que le provoca hacer este proceso. El nuevo administrador, aquél "afortunado" que recién ha recibido un puesto administrativo, ve la oportunidad de transformar su área, demostrar que la alta dirección hizo bien en darle esa oportunidad. Y emulando su infancia, arma una carta a Santa Claus (o los Reyes, o el Niño Jesús, o...) y se explaya costeando los proyectos que transformarán su área, y por ende el futuro de la organización.
Un buen administrador, novato o experimentado, además plantea estrategias para conseguir el presupuesto que requiere. Un administrador mediocre, suele esperar que el presupuesto llegue de algún lado, y si no llega, recorta conforme se vaya acabando el recurso en el peor de los casos, o hace un recorte al inicio del año de aquello que puede ser prescindible, en el mejor.
Tenemos la gran oportunidad de elegir administradores públicos innovadores, que dejen la mediocridad para otros, y se enfoquen en diseñar estrategias novedosas para mejorar la calidad de vida de los morelenses. Una guía para esto la encontramos en Diseño de nuevas estrategias, sólo falta encontrar los candidatos que lo hagan... "sólo..."...

viernes, 6 de enero de 2012

A las 6 (un relato de ficción)


publicado en el libro "Ciencia y Ficción"
A las 6
¡Clang! Escucho a lo lejos el sonido familiar. Lejos y amortiguado, como en sueños, con esa sensación desorientada, aletargada, en medio de un instante de sobresalto, ¿dónde estoy?  Y recuerdo.  Recuerdo ese primer destello de luz, ese entreabrir los ojos, sin lograr distinguir gran cosa, esa humedad helada que lastimó mi cabeza y a falta de palabras que describieran la confusión, el dolor, el sobresalto; proferí un grito agudo, chillante, irritante. 
¡Clang! El sonido es más fuerte, un poco más claro, pero igual de confuso e intrigante, ¿dónde estoy? Y recuerdo.  Recuerdo la emoción, el barullo, el tumulto. Recuerdo cómo la mar de chicos, todos iguales, misma ropa, mismo peinado, mismo olor a limón, me absorbía, me engullía, me atrapaba. Recuerdo su mirada vidriosa, su sonrisa forzada, sus gritos de ánimo que sonaban falsos, tristes, valientes. Recuerdo el dolor lacerante en el pecho, que subía por la garganta, calentando mis mejillas, humedeciendo mis ojos.
¡Clang! Ahora el sonido es claro, vibrante, lleno de vida, de esperanza, traspasando mi cuerpo, haciéndome vibrar emocionado, ¿dónde estoy?  Y recuerdo.  Recuerdo el nerviosismo, la ansiedad, la espera que termina, la familia contenta a mi alrededor. Recuerdo la secreta decepción, la duda, la culpa, la certeza de no merecer el honor, la tristeza disfrazada de solemnidad, la mentira disfrazada de sonrisa.
¡Clang! Mis tímpanos vibran al compás del sonido, fuerte, claro, que se les adhiere con un sinfín de ecos, ¿dónde estoy? Y recuerdo. Recuerdo la carrera al altar, la visión del paraíso frente a mí, el corazón en la garganta por la angustia de perderla. Recuerdo la transformación de su rostro tras la niebla de su inocencia, prometer calor, anunciar la entrega; pero sobre todo, recuerdo cómo se iluminaba de amor.
¡Clang! El sonido ya es insoportable. Traspasa mi cabeza, dejando un dolor intenso, lacerante, que me confunde, que me inunda, que no me deja pensar, ¿dónde estoy? Y recuerdo.  Recuerdo el vacío, la soledad, el “sin-sentido”, el desánimo. Recuerdo la falta de calor, la pérdida de la esperanza, el exilio del paraíso, la urna que encerraba lo que alguna vez fue inocencia, promesa y amor. Recuerdo el olvido, el bendito olvido que borró mi pasado, aniquiló mi futuro y alcoholizó mi presente.
¡Clang!  Escucho a lo lejos el sonido familiar. Lejos, amortiguado y agonizante, ¿dónde estoy?  Finalmente abro los ojos y veo un destello de luz, intenso, absoluto, que llena todo y a todos, que no deja distinguir detalle. Y recuerdo. Recuerdo el inicio, la luz, la confusión, la falta de palabras, el grito en la garganta. Al tiempo que recuerdo, abro la boca para gritar, para llorar, para pedir, para respirar. Sufro en un instante la agonía de los últimos años, siempre en el mismo lugar, mirando a los feligreses pasar y tirar monedas. Siento la pesadez de la debilidad, el hedor de mis harapos, el soporte de mis viejas valijas. Valijas que fueron casa, apoyo, tesoro, botín, compañeras. En el último estertor agonizante, sin poder distinguir sonidos, siluetas ni contornos, cierro los ojos y finalmente, en la absoluta oscuridad, la veo. Ya no siento dolor ni angustia, pues no la perderé más; es el paraíso, mí paraíso; me entrego, se cumple la promesa; me alimenta su calor. ¿Dónde estoy? Y recuerdo. Estoy en casa, contigo, mi amor.

martes, 3 de enero de 2012

Acertijo del 3 de enero

Como saben, al final del comentario que compartimos en el noticiero matutino de Televisa Cuernavaca planteamos un acertijo, que una semana después, al inicio del segmento resolvemos.
El de este primer martes de 2012 fue sencillo y dice:
Recientemente hubo un asalto a un banco y los asaltantas escaparon en un vehículo. Hay sólo tres sospechosos con motivo, oportunidad y modus operandi similar: A, B y C. Sabemos que 1) En este grupo se encuentra por lo menos uno de los culpables; 2) C no trabaja sin la compañía de A; 3) B no sabe manejar.
¿Qué podemos asegurar sobre la culpabilidad de A?

lunes, 2 de enero de 2012

De construcciones y sustentabilidad

Cuando llegué a la casa que ahora habita mi padre, tenía 18 años, un año menos que la edad que hoy tiene mi hija Karla. En aquel entonces, vi la placa que en el muro lateral tenía la fecha en que se terminó la construcción, de la que sólo recuerdo el año: 1945. Corría el año de 1987 entonces, aún estudiaba ingeniería en el Tec y lejos estaba de mi historia el concepto de sustentabilidad, o el del fin de la era del petróleo. La casa, muy estilo Cuernavaca, de techos altos, terrazas por todos lados, muros de más de 20 cm de espesor, ha resistido los embates del tiempo y del clima. Es fresca en verano y tal vez demasiado fresca en ciertos inviernos (no en todos, afortunadamente). Y, a pesar de todos los cambios que ha hecho mi padre, aún conserva el aire de entonces y las ventajas climáicas y de iluminación con que fue construida.
¿Qué nos pasó, del siglo pasado a este, que perdimos de vista la ubicación geográica, el clima local, la orientación del sol, las corrientes de aire, las barrancas, los pozos de agua cercanos, al construir? ¿Cómo perdimos de vista la importancia de un diseño bien pensado, de una construcción bien orientada para aumentar el confort? Parece que al haber soluciones tecnológicas para aclimatar la vivienda (luz artificial, aire acondicionado, calentadores, etc.), decidimos construir sin pensar y confiar en la tecnología para suplir la falta de ingenio y de capacidades de observación de arquitectos e ingenieros. El costo lo estamos pagando, no sólo en la factura de CFE, sino en el alarmante incremento de emisiones de CO2 producto de este diseño sin sentido, y del derroche energético que gastamos para aclimatar nuestros hogares.
Ante la crisis energética actual, tenemos una gran oportunidad para, mirando al futuro, diseñar inteligente y sustentablemente la vivienda de los próximos años. Ya no estaremos nosotros, como ya no están quienes construyeron las casas que habitamos algunos, pero quienes hereden nuestros espacios, nos agradecerán la inversión en tiempo y en intelecto que les permitirá tener edificaciones cómodas, iluminadas y energéticamente eficientes... Edificaciones sustentables al 2050