jueves, 27 de febrero de 2014

¿Solos o acompañados?

publicado el 27 de febrero de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Toda la primaria y parte de la secundaria sufrí en la clase de Educación Física. Nunca fui atlética, ni coordinada, ni ágil. Así que mi desempeño individual era bastante malo. Además, como la mayoría de las actividades deportivas se hacían en equipo, yo sufría doble. Cuando mis compañeros formaban equipos, me escogían al último. Y no los culpo, ¿quién quería perder porque Karlita le tuviera miedo a la pelota, o corriera lento, o se tropezara cada tres pasos? Sin embargo, a pesar de todo, disfruté las mieles de la victoria varias veces, siempre en equipo.
Curiosamente, aunque el resto de mis materias me gustaba mucho más que Educación Física, me iba mucho peor con los equipos académicos. Cada vez que algún maestro proponía trabajo en equipo, yo sufría en silencio. Había de dos sopas: ir a casa de alguno de mis compañeros y perder toda la tarde en gran cotorreo, armando algo a las carreras para salir del paso; o, convencer a mi equipo para que me dejara hacer todo el trabajo, segura de que en lugar de pasar horas discutiendo sobre qué hacer y cómo, podría avanzar mejor yo solita. Pero, conforme fui creciendo, los proyectos aumentaron en dificultad y complejidad, haciendo inviable mi solución a lo “mujer orquesta”. Tuve que aprender a colaborar con mis compañeros. No fue nada fácil, especialmente porque, al menos en mis clases, nadie nos enseñó a trabajar en equipo.
En contraste, sí se nos enseña a jugar en equipo. Hay un conjunto de reglas que hay que seguir y se designan los puestos de los jugadores de acuerdo a sus habilidades particulares. Incluso, hay un lenguaje particular para coordinarse en algunos deportes. En voleibol se grita “voy” cuando vas a pegarle a la pelota, en beisbol se le avisa al pitcher con señas que tipo de bola debe lanzar de acuerdo al contexto del juego, o en el futbol americano se anuncia la jugada para que todos sepan que estrategia usar.
Justo esto es lo que hay que hacer cuando queremos trabajar en equipo. Primero, debemos detectar las fortalezas y debilidades de cada miembro del equipo. Con eso en mente debemos organizarnos para aprovechar las fortalezas de los miembros cuidando las debilidades de cada quien. Y finalmente, debemos establecer los mecanismos de comunicación para que la coordinación entre todos se dé ordenadamente.
La generación de innovación basada en ciencia es una tarea multidisciplinaria, requiere habilidades y conocimientos muy diversos. La única forma de lograr resultados efectivos es mediante la colaboración entusiasta y decidida de académicos, tecnólogos, administradores, inversionistas, empresarios y vinculadores. En la gestión de innovación no hay lugar para “individuos orquesta”. Necesitamos trabajar en equipo para lograr que otro Morelos sea posible.

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