jueves, 4 de diciembre de 2014

Sensatez o sentimientos

publicado el 04 de Diciembre de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Un signo inequívoco del paso de los años es como he ido viendo la época navideña. Aunque aún disfruto mucho preparar la cena familiar, buscar el regalo perfecto y la sorpresa entre quienes damos y recibimos; cada vez me importa más el desastre del día después. A los niños, el gozo de recibir y jugar con los regalos navideños opaca cualquier otra actividad en la casa. No notamos, en la infancia, las horas que pasan nuestros padres levantando tiraderos, lavando trastes, guardando comida para el recalentado y tirando envolturas, cajas, listones y tarjetas. Conforme crecemos, al ir siendo parte del “ejército de limpieza” en casa, vamos resintiendo un poco estas actividades, incluyendo el desarmado de las decoraciones navideñas: árbol, luces, esferas, escarcha, etc. Y para acabarla de complicar, desde hace algunos años, a la preocupación inmediata de contender con el desorden post-celebración, se ha añadido una preocupación ambiental.
La cantidad de desperdicio que generamos todos en esta época es escandalosa. Según la Universidad de Stanford (bgm.stanford.edu/pssi_faq_holiday_waste) en la época que va de Día de Gracias hasta Año Nuevo (5 semanas aproximadamente) los estadounidenses aumentan su generación de desperdicios en un 25%. Esto equivale a un millón de toneladas adicionales por semana. Desafortunadamente, no hay estadísticas serias sobre los desperdicios navideños en México, pero estoy segura que todos recordamos con dolor ambiental los días después de las posadas y reuniones navideñas y de fin de año. No sólo gastamos un dineral en envolturas, comida y adornos; paradójicamente gran parte de este gasto va a la basura en cuestión de horas o días cuando mucho.
Afortunadamente, además de sencillo es muy bueno para el bolsillo tomar medidas que reduzcan la cantidad de desechos en estas épocas. Seamos parte de una economía circular, donde buscamos invertir en alternativas que no se degradan rápidamente hacia basura. Es decir, necesitamos aplicar un criterio de duración y re-uso al momento de seleccionar los obsequios que hacemos. ¿Cuánto durará lo que compramos? ¿Qué uso secundario le podemos dar cuando pase el tiempo y se desgaste? ¿Qué tan fácil de reparar o mantener es lo que elegimos? ¿Su consumo energético es mínimo? Y adicionalmente prestemos atención a lo sustentable de los empaques en que vienen, y seleccionemos los más amigables al ambiente, esta es una excelente forma de ejercer presión como consumidores sobre los fabricantes.
Además, reusar bolsas, revistas y periódico para envolver regalos es una medida inmediata; recuperar los adornos de otros años y utilizarlos de maneras creativas para decorar regalos puede sustituir listones y tarjetas. Disminuir el uso de desechables en los festejos, o por lo menos, usar desechables amigables al ambiente y vetar al unicel, es una medida necesaria no sólo en esta época sino en general. Podemos expresar el gozo de estas épocas y dar rienda suelta a nuestros sentimientos al mismo tiempo que le regalamos a la comunidad, a nosotros y al futuro un entorno más sustentable.

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