jueves, 8 de noviembre de 2012

Un mundo maravilloso

publicado el 8 de noviembre de 2012, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Es curioso cómo, a pesar de que todos vivimos en el mismo planeta, habitamos distintos mundos. Déjenme platicarles como es el mundo en que yo vivo.
En este mundo, cuando de pequeña lloraba en el coche durante una tormenta eléctrica, no me consolaban contándome que los rayos eran “el cielo tomándome una foto por ser tan bonita”. Mi padre me explicaba cómo gracias a un papalote Benjamín Franklin había entendido los  rayos e inventado el pararrayos mientras estudiaba la electricidad, “esa misma electricidad que hace  funcionar la tele”, me decía.  Desde muy temprana edad, cuando oía ruidos en la noche, no había “cocos”, “fantasmas”, ni “hadas”, eran ramas, vigas, tuberías, viento en las puertas o alguien de la familia escabulléndose a la cocina por un tentempié. Las manchas en el cielo diurno o nocturno no eran naves extraterrestres, eran objetos voladores no identificados (o.v.n.i.), pero terrenales. Recuerdo que una vez seguimos en la penumbra un globo de Cantoya, que antes de identificarlo con claridad, ya había alborotado la imaginación de mis primos.
La llave a este mundo la tienen los comunicadores y divulgadores de la ciencia y la tecnología. Ese fantástico grupo formado por padres de familia, maestros, amigos, periodistas y académicos, que se ha dado a la tarea de combatir la ignorancia como en un gran juego de “Maratón”. Gracias a ellos sabemos que las pirámides las construyeron nuestros ancestros, guiados por su inteligencia, su tenacidad, su perseverancia; motivados a realizar proezas “sobrehumanas”, que trascendieran sus efímeras existencias y exiguas fuerzas individuales.
En este mundo formidable, los científicos mueven las barreras del conocimiento todos los días, mejorando nuestra calidad de vida, explicando los fenómenos que nos rodean, liberándonos de magias, mitos y miedos. Porque entender nos hace libres, nos permite vivir una vida plena, llena de esperanza y confianza en la inteligencia humana.

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