jueves, 23 de mayo de 2013

Pasión compartida

publicado el 23 de mayo de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


¿Quién no recuerda en algún momento de su vida, haber volteado al cielo y admirarse con él? Para mí el primer recuerdo sabe a sol, a nubes con forma de conejo y ositos, a fresco a niñez. El segundo recuerdo, más intenso y familiar, huele a noche en carretera, del D.F. a Cuernavaca, en el asiento de atrás, admirando por la ventana cientos de estrellas en un fondo “negro como la noche”, mientras la luna “nos seguía”. Este segundo recuerdo, a diferencia del primero, tengo la fortuna de acompañarlo de largas charlas con mi padre, que me hablaba de cómo volaban las naves espaciales, por qué nos seguía la luna, o sobre las distancias reales y aparentes de esas estrellas y mil cosas más que estaba yo muy chica para entender y recordar.
La astronomía es fascinante, seguramente la rama de la ciencia más popular y apreciada. La noción del espacio y su contenido nos fascina y conmueve, a unos más que a otros, pero a todos en algún momento de nuestras vidas, sin duda lo hará.
En noviembre de 2001, hace 12 años y medio, me tocó ser parte de la organización de un evento inolvidable: la contemplación de la Leónidas en Xochicalco. Consuelo, entonces Coordinadora General de Modernización y Desarrollo Científico-Tecnológico, aficionada a la astronomía, sabía del evento astronómico y juntó a su equipo de trabajo y más de 200 personas disfrutamos de un campamento inolvidable. Xochicalco de noche fue testigo de la pasión compartida de científicos, funcionarios, público en general, adultos, niños, hombres y mujeres que nos tumbamos al suelo y exclamábamos al filo de la media noche, “ahí va 1, 2, 3, …”, “otra, otra”, “mira esa, no aquélla”. Ese evento marcó el inicio de una relación lúdica, colaborativa y armoniosa entre académicos y gobierno. Mucho camino se anduvo antes, mucho se ha andado desde entonces, pero Enrique, Xavier, Susy, Paty, Miguel, Thierry, Pancho, Karla, Oscar, Jaime y cientos de personas más pudimos compartir pan, sal, telescopios, mantas, estrellas y Xochicalco.

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