jueves, 6 de marzo de 2014

Vivir para aprender

publicado el 06 de marzo de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Una amiga entrañable de quien aprendí mucho, me contó hace tiempo que ella todas las noches, por consejo de su padre, dedicaba unos minutos a recordar y agradecer lo que había aprendido ese día. Me dejó boquiabierta y pensé, “aprendizaje diario, ¡órale!, ¿cómo le hará?”.  Recuerdo bien que durante los días que siguieron a nuestra conversación, hice el intento de recapitular lo aprendido y tuve muy poco éxito. Entonces, con esa curiosidad que no he perdido a pesar de los años, me atreví a retomar el tema e insistir en que me diera ejemplos de su aprendizaje cotidiano. Fue fabuloso. Me hizo darme cuenta que, efectivamente, con la convivencia vamos incrementando todos los días nuestra base de conocimientos.
Por ejemplo, hoy en la oficina, aprendí datos fascinantes sobre Costa Rica y su cultura sustentable, a propósito del viaje de uno de mis colaboradores; también, gracias a un comentario de un amigo en Facebook, visité un artículo científico sobre jitomates.  Y ahí no para la cosa, platiqué con otro colaborador sobre la diferencia de medicamentos similares y genéricos intercambiables.  
Nonaka, mi gurú en temas de generación de conocimiento e innovación, define al proceso de transformación de conocimiento, SECI, como el conjunto de procesos (Socialización, Externalización, Combinación e Internalización, de ahí las siglas) mediante el cual transformamos el conocimiento tácito y explícito para construir nuevo conocimiento. No basta con aprender cosas nuevas, o incrementar nuestras bases de conocimiento, es indispensable, para el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación, integrar a nuestro actuar lo aprendido. A este proceso, Nonaka lo llama Internalización y, debo confesar, es mi proceso favorito. Al internalizar el conocimiento, lo hacemos nuestro, lo comprendemos, lo asimilamos y nos transformamos de “oyentes” a “actuantes”.
Gracias a la internalización del conocimiento del día de hoy, veré con más atención las aportaciones costarricenses en la industria agroalimentaria sustentable, procuraré consumir frescos los jitomates (sin refrigerarlos demasiado tiempo) y promoveré el uso de genéricos intercambiables.

Aunque muy probablemente todos, como mi amiga, tenemos la oportunidad de aprender algo diariamente, integrar el aprendizaje y aplicarlo en nuestro actuar es lo que nos convertirá en mejores personas, miembros de mejores comunidades.  

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