jueves, 20 de marzo de 2014

De maravilla

publicado el 20 de marzo de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Creo que las palabras que más me entusiasman de un niño son: “¡mira, mira!”. Esa es la expresión más genuina de asombro ante alguna de las muchas maravillas que los niños se encuentran cotidianamente. La gran mayoría de ellos, cuando ven algo sorprendente, se emocionan, corren a compartirlo con alguien y, finalmente, empiezan el interrogatorio de los mil y un “¿por qué?. Esta secuencia de eventos es bellamente humana. Y aunque menos entusiasta que los infantes, todos somos susceptibles a ella. Desafortunadamente, el tiempo se encarga de disminuir la espontaneidad del “¡mira, mira!”; y el miedo a exhibirnos como ignorantes ante otros nos mata los “¿por qué?”.
Sin embargo, existe una subespecie que aún se da permiso para asombrarse ante lo sorprendente: un arcoíris, un pulpo, una luciérnaga, o un romanesco; y trasciende el compartir el asombro para averiguar más. Y entonces, algo extraordinario sucede: entender mejor esas maravillas, es motivo de mayor admiración. Entonces, aumenta la emoción, las ganas de compartir y con ellas, las ganas de saber más. Esta es la espiral creciente en la que viven los investigadores. De ese banquete racional se alimentan todos los días y curiosamente, al compartir el conocimiento de aquello que los asombró, se generan más preguntas, más asombro y consecuentemente más conocimiento. Felizmente, es el cuento de nunca acabar.
Dicen por ahí que Sócrates predicaba que la sabiduría empezaba con el asombro. Después de casi 15 años de conocer a brillantes científicos y tecnólogos morelenses, estoy convencida de ello. Todos los grandes académicos comparten una pasión extraordinaria por sus áreas de estudio, que no dejan de asombrarlos conforme más se adentran en ellas.

Hace casi cuatro años un grupo de jóvenes estudiantes, apasionados por el conocimiento, se organizaron formalmente. Conformaron “Más ciencia por México” (www.masciencia.org) y han encontrado maneras creativas de motivar a otros para contagiar su asombro, fomentar el entendimiento y construir una sociedad más crítica, pensante y participativa.  Aunque no soy tan joven como ellos, comparto esa convicción y me entusiasma ver todo lo que han logrado en tan poco tiempo. Para maravillas, ellos se pintan solos.

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