jueves, 16 de octubre de 2014

Pasos para correr

publicado el 17 de octubre de 2014, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Aunque pueda parecer contradictorio, soy tan melindrosa como comelona. Aunque he ido diversificando mis gustos gastronómicos, sigo teniendo manías en prácticamente todos los grupos alimenticios. Sin embargo, soy de buen diente. De aquellas cosas que me gustan, puedo sentarme a comerlas con singular alegría hasta el hartazgo. Para mala fortuna de mi índice de masa corporal, la lista de mis alimentos favoritos está dominada por los carbohidratos y le siguen muy de cerca las grasas. Un bolillo con aguacate, un bísquet con mantequilla, una quesadilla de papa o una pasta con mucho queso, son buena muestra de mis placeres culinarios y al mismo tiempo, los peores ejemplos para una alimentación sana.
Por esta adicción a los carbohidratos y las grasas, he sufrido batallas campales contra la báscula durante toda mi vida. Y me he enfrascado en dietas de todo tipo desde la primaria, cuando esperaba verme alta y espigada como Cristina en el vestido de graduación. Si algo he aprendido en más de treinta años de pleito contra los kilos es que no hay remedios milagrosos, todos requieren paciencia, disciplina y una convicción de que en el mediano y largo plazo es cuando se verán los resultados. La promesa de una vida más sana mediante una alimentación balanceada y una dosis de ejercicio, sólo se cumple después de meses de constancia.
Algo similar ocurre con la vinculación entre Academia y Empresa.  No podemos esperar que a las primeras de cambio sucedan grandes transformaciones en una relación de colaboración entre investigadores y empresarios. El proceso toma su tiempo. Va desde la formación de nuevos hábitos de comunicación en ambas partes, que incluye la generación de un vocabulario común; hasta el establecimiento de la confianza que da el intercambio efectivo entre ambas partes. Estas colaboraciones requieren paciencia, disciplina y una convicción de que la promesa de una vida más productiva se cumplirá en el mediano y largo plazos. Sin embargo, para esto necesitamos acciones concretas en el día a día.
Estamos acostumbrados a esperar un respuesta inmediata a lo que hacemos. Invertir en lo cotidiano sin ver resultados inmediatos no es fácil. Afortunadamente, para quienes logran fijar la mirada en el futuro, y avanzan día con día cumpliendo pequeñas metas concretas, el ingreso al mundo competitivo está asegurado.

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