jueves, 18 de julio de 2013

La irreversibilidad

publicado el 18 de julio de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Desde muy niña, si con algo he experimentado es con mi cabello. La culpa la tiene mi mamá, a quien recuerdo con muy distintos estilos, largos y colores en el peinado. Muy claro tengo una vez, en plena época setentera verla de cabello muy corto y reflejos verde cromo. Ante las críticas que recibió de amigos y familiares, siempre la oí exclamar: “todo fuera como el pelo”. Esa frase ha marcado mi vida, tanto en lo literal como en lo metafórico. Quienes me conocen (o se dan una vuelta por mis álbumes en Facebook) saben que he sido, desde rubia platino, hasta mi natural castaño muy oscuro, pasando incluso, por un notorio, inoportuno y accidental naranja-zanahoria. Me he rizado, alaciado, cortado y trasquilado en cabello toda mi vida, siempre experimentado y recordando que en la vida, pocas cosas son tan reversibles (relativamente) como el estilo del cabello.

De la misma forma en que, alegremente voy por la vida abusando de la reversibilidad del estilo capilar, soy exageradamente cuidadosa al tomar decisiones con consecuencias irreversibles. Es decir, ante dos opciones aparentemente igual de buenas, siempre tomo la que tenga mayor potencial reversible. Por ejemplo, al decidir sobre la contratación de dos candidatos para un puesto, ante un empate en lo técnico, decido por aquél que no tenga que renunciar a su trabajo actual, o que no necesite cambiarse de domicilio. De esta forma, si no funciona la relación laboral, no habré orillado a una persona a elegir un camino irreversible (quedarse sin empleo, o invertir en un cambio de domicilio).


Sin embargo, muchas veces las consecuencias de lo que hacemos son por naturaleza irreversibles, entonces creo que lo mejor el elegir actividades que ayuden a mitigar los impactos negativos de esas acciones. Esto sucede claramente con el tema del cambio climático. Es bien sabido que el proceso que hemos emprendido como sociedad civilizada tiene ya efectos irreversibles en la naturaleza global, lo importante ahora es que encontremos estrategias efectivas para mitigar estos impactos negativos y detengamos tan pronto como sea posible las acciones cotidianas que contribuyen al cambio climático. Emplear a la ciencia, la tecnología y la innovación como aliadas estratégicas para contender con los efectos negativos de este fenómeno es fundamental para lograr que nosotros y las siguientes generaciones puedan disfrutar de una vida digna en este planeta.

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