Cuando era niña, entre los programas de televisión más
populares estaba el de “Ripley, aunque Ud. no lo crea…”. En él se exponían
hechos, personajes y situaciones “peculiares” de todo tipo. Eran tan peculiares
e inverosímiles que se ganaban bien la incredulidad del título. Recuerdo bien
que varios compañeros pasábamos medio recreo discutiendo, crédulos vs.
incrédulos, sobre la veracidad de los sucesos.
Cuando empecé a conocer a la comunidad
científico-tecnológica de Morelos, me di cuenta del gran tesoro que tenemos en
nuestro estado. Contamos con la mayor concentración de científicos per cápita
del país, responsables del 10% de la producción científica de México. Esto es,
no sólo son muchos, sino que son muy buenos. Y por si fuera poco, la comunidad
académica es tan diversa, que se estudian desde las matemáticas, hasta las
humanidades, pasando por todas las áreas de las ciencias. Además, es una
comunidad que está organizada interinstitucionalmente en tres Academias, la de
Ciencias, la de Ingeniería y la de Ciencias Sociales y Humanidades; y estas
Academias a su vez, colaboran entre sí y se organizan para colaborar con
gobierno, empresa y sociedad.
Durante los últimos 20 años, esta comunidad
científico-tecnológica ha buscado y encontrado alternativas creativas para
apoyar el desarrollo sustentable de Morelos. Sin duda este es un capital
fundamental para lograr construir la sociedad a la que aspiramos. Sin embargo,
a pesar de todos los esfuerzos que tantos han emprendido, y siguen emprendiendo,
para integrar este capital a diversas áreas de desarrollo en el estado, todavía
hay un gran desconocimiento de esta fortaleza. Sólo hay que consultar los
medios de comunicación locales, prensa, radio y televisión, para ver que todos
los días hay contribuciones de la comunidad académica a la sociedad. Ya sea en
proyectos específicos con el sector industrial, como en propuestas concretas de
políticas públicas, o en posturas académicas ante problemáticas cotidianas como
la minería a tajo abierto, el cambio climático, la contaminación ambiental o el
dengue.
Morelos cuenta con el activo más valioso en esta era del
conocimiento, una comunidad académica sólida, involucrada, colaborativa y
dispuesta a invertir en la generación de proyectos, programas y políticas. Si
alguna entidad federativa puede ser ejemplo nacional de lo que la Ciencia, la
Tecnología y la Innovación pueden hacer por México, es Morelos… aunque Ud. no
lo crea.
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