jueves, 5 de diciembre de 2013

Sin excusas, ni pretextos

publicado el 5  de diciembre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Sabemos que innovar, no es solamente hacer cosas nuevas. La innovación es un proceso que conjuga necesariamente, la detección de oportunidades en los mercados, las capacidades de la organización, la generación de novedades y la aceptación de los clientes. Es bien conocida la frase “innovar o morir”, especialmente en los círculos empresariales, donde la competencia es tan intensa que sólo aquellas empresas innovadoras sobreviven. Sin embargo, tomar la decisión de asignar recursos para invertir en innovación no es fácil, especialmente en épocas de crisis económicas. Y en México, siempre estamos atravesando algún tipo de crisis. Entonces, a pesar de que invertir en innovación es necesario y por lo tanto importante; los temas urgentes, como el pago de la nómina, los impuestos, o la disminución en los ingresos, son prioritarios y acaparan recursos y atención.

Afortunadamente, desde hace algunos años, el Gobierno Federal ha estado buscando alternativas que promuevan y acompañen a los empresarios en la aventura de la innovación. En particular, el CONACyT ha generado distintos programas que fomentan la inversión en innovación tecnológica mexicana. Uno de esos programas se ha concentrado en promover la formación de Oficinas de Transferencia de Conocimiento (OTC) que fomenten la cultura de innovación en la sociedad, acompañen a las empresas en el diagnóstico de oportunidades de innovación y, para cerrar el círculo, asesoren a la industria en la formulación de proyectos tecnológicos mediante alianzas estratégicas con Centros de Investigación y Universidades. Adicionalmente, CONACyT acompaña económicamente a estas empresas interesadas en la innovación tecnológica mexicana, con recursos económicos. Esto es, comparte el riesgo peso a peso con el empresariado mexicano, a cambio exclusivamente, de que la inversión en sea en conocimiento nacional. En este sentido, recordemos que Morelos cuenta con un capital científico-tecnológico envidiable; produce más del 10% de la ciencia mexicana y lo hace en prácticamente todas las áreas de conocimiento.

Nuestra industria morelense necesita integrarse a la cultura de innovación. Nuestra comunidad académica tiene la capacidad para proponer soluciones novedosas a la problemática empresarial. Y además, cuenta con un importante acervo de invenciones científico-tecnológicas, que “sólo” requieren de un aliado empresarial para continuar su evolución y traducirse en desarrollos tecnológicos innovadores. Por si fuera poco, tenemos dos OTC certificadas por CONACyT, capaces de asesorar y acompañar la generación y gestión de innovación tecnológica en el sector empresarial. Y, finalmente, existen los programas destinados a acompañar la inversión en CTI.


Ya no hay pero que valga. Felizmente, se han acabado las excusas y los pretextos que durante años han sido común denominador ante la falta de inversión en innovación tecnológica en México. 

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