jueves, 23 de abril de 2015

Innovación y gestión

publicado el 23 de Abril de 2015, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Conforme se acercan los cierres de etapa (semestre, trimestre, año), a todo lo largo y ancho de la organización a la que pertenecemos se nos avisa que hay que hacer la planeación de la próxima etapa. Esta planeación suele ir acompañada del presupuesto operativo y es deseable que también de un conjunto de indicadores y metas que cumplir. Podemos medir la antigüedad en el cargo de un administrador como inversamente proporcional al grado de ilusión que le provoca hacer este proceso. El nuevo administrador, aquel "afortunado" que recién ha recibido un puesto administrativo, ve la oportunidad de transformar su área, demostrar que la alta dirección hizo bien en darle esa oportunidad. Y emulando su infancia, arma una carta a Santa Claus (o los Reyes, o el Niño Jesús, o...) y se explaya costeando los proyectos que transformarán su área, y por ende el futuro de la organización.
Un buen administrador, novato o experimentado, además plantea estrategias para conseguir el presupuesto que requiere. Un administrador mediocre, suele esperar que el presupuesto llegue de algún lado, y si no llega, recorta conforme se vaya acabando el recurso en el peor de los casos, o hace un recorte de aquello que puede ser prescindible, en el mejor.
Tenemos la gran oportunidad de elegir administradores públicos en un solo unos días.  Quienes apliquen principios de planeación prospectiva, regional y operativa y se basen en ciencia y tecnología administrativa son el tipo de funcionarios que nos mostrarán, desde campaña su capacidad de gestionar con efectividad y eficiencia los recursos e infraestructura municipal.
Aspiremos a los innovadores, que dejen la mediocridad para otros, y se enfoquen en diseñar estrategias novedosas para mejorar la calidad de vida de los morelenses.

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