jueves, 30 de abril de 2015

Vamos por nuestra bata

publicado el 30 de Abril de 2015, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Hace unos días, por accidente, leí que uno de mis mejores profesores de la Maestría daría un seminario en un instituto de investigación cercano. Me dio mucho gusto saber que estaría por aquí y organicé mi agenda alrededor de su conferencia. Aún recuerdo con cariño y admiración sus clases. Solía llegar sin libros ni apuntes, sólo nos preguntaba en que se había quedado la sesión anterior y con eso tenía. El buen hombre armaba una clase fabulosa derivando ecuaciones de la teoría y complementando conceptos físicos y matemáticos. Las tres horas pasaban volando y, a pesar de que su materia no era mi fuerte (saqué seis el primer parcial), aprendí muchísimo de matemáticas, de mecánica, de rigor académico y hasta de pedagogía.
En estos últimos veinte años cambió de disciplina y se acercó a las neurociencias y a las ciencias sociales. Desafortunadamente, al hacer esto, también se despegó del rigor científico que lo caracterizaba y en un intento por hacer multidisciplina, dejó de lado su ventaja formativa, es decir, “se quitó la bata”. “Quitarse la bata” es esa actitud que tienen algunos colegas científicos y tecnólogos, cuando al tratar temas que no son de su campo de desarrollo olvidan la importancia del razonamiento científico, del pensamiento crítico y del principio de refutabilidad.

Mucha gente nos pregunta para que hacemos comunicación de la ciencia, pensando, equivocadamente, que el objetivo es reclutar jóvenes para ser científicos o ingenieros. Sí, sería mejor tener un México con más ingenieros, científicos y tecnológos, pero ese no es el fin último de la divulgación científico-tecnológica. La razón primordial que nos mueve es formar personas críticas, que apliquen las herramientas del pensamiento científico en su vida cotidiana, que tomen decisiones basadas en evidencias reales, en experiencias repetibles, en hechos y no en dichos. Perseguimos un entorno en el que las discusiones se nutran de pensamientos distintos enmarcados en el respeto y la tolerancia, una sociedad donde todos, “nos pongamos la bata” para hablar del tránsito, de las decisiones alimenticias, de las campañas políticas, y hasta del cuidado de nuestros jardines. Una comunidad donde los hechos comprobados nos permitan prever situaciones del futuro cercano y adaptarnos de manera más sustentable a los cambios. Una sociedad donde los académicos no se quiten la bata cuando dejan el salón de clases, sino mejor aún, una donde todos vivamos cómodamente con la bata del pensamiento crítico y la actitud científica, trabajando y aportando para que otro mundo sea posible.

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