jueves, 6 de junio de 2013

Modernidad y obesidad

publicado el 06 de junio de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Suelo hablar de las ventajas que la incorporación de las nuevas tecnologías traen a nuestra vida cotidiana. Vemos impactos positivos en comunicaciones, en salud, en alimentación, en construcción todos los días; sin embargo, también debemos reconocer que la manera en que nos hemos adaptado a estos avances no ha sido del todo satisfactoria.

Hoy día, la gran mayoría de nosotros tenemos vidas sedentarias. Nos transportamos en vehículos que minimizan nuestra actividad física para ir y venir al trabajo. Y la facilidad con que podemos obtener alimentos de alto contenido calórico es impresionante. Sí, el desarrollo tecnológico nos ha permitido acortar distancias; producir, procesar y poner a nuestra disposición alimentos procesados y tener acceso a entretenimiento y esparcimiento en la comodidad de nuestras casas.

Somos, como especie, producto de la evolución en un contexto totalmente diferente al actual. Somos extraordinariamente eficientes en términos energéticos. Por ejemplo, para mantener mi peso debo consumir 1,500 calorías diariamente, de acuerdo a mi talla, estatura y nivel de actividad física. Consumir más calorías que esa cantidad al día se traduce en acumulación de grasa. Esa cantidad de calorías la puedo obtener de una dieta balanceada consistente en tres comidas al día, o en una sentada con un combo infantil de hamburguesa, papas y refresco.


La crisis de obesidad y sobrepeso que atravesamos como especie en este momento, tiene solución también desde la CTI. Debemos estar más y mejor informados sobre el contenido nutricional de lo que comemos y aprovechar las alternativas alimenticias que nos permiten disfrutar de alimentos sabrosos y sanos. La industria alimenticia se está transformado para ofrecer al consumidor “inteligente” más información no sólo sobre la composición nutricional de lo que consume, sino también de su procedencia. Es indispensable que aprendamos a estructurar nuestra dieta de mejor manera, y que esta cultura de la información alimentaria la inculquemos en nuestros hijos.  


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