jueves, 15 de agosto de 2013

Entre lo local y lo global

publicado el 15 de agosto de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Cuando mi hija iba en tercero de kínder, descubrí que por optimizar recursos el jardín de niños al que asistía decidió juntar a los tres grupos de kínder en uno solo. Esta medida de eficiencia empresarial me puso los pelos de punta y decidí cambiar de escuela al día siguiente. Por supuesto que el calvario inició en ese momento, buscando escuelas que me quedaran cerca de casa y además tuvieran calidad educativa. Afortunadamente, la búsqueda duró sólo unas horas, al día siguiente encontré la escuela perfecta. La perfección no me la dio la cercanía, ni las instalaciones, ni el modelo educativo, sino ver que Miss Greta, quien me había enseñado inglés en 5º de primaria, era parte del personal de esa escuela. Tuve la fortuna de toparme con una institución que consideraba la enseñanza del inglés tan importante como la escuela en que yo estudié (El Bilingüe, que dejó de existir hace muchos años).
Independientemente de que nos guste o no, es un hecho que el lenguaje “materno” del intercambio empresarial y científico-tecnológico es el inglés. No hablarlo y entenderlo con fluidez nos pone en desventaja como individuos y como comunidad en el mundo. Eso era cierto hace 40 años y lo sigue siendo ahora, en la era global. El dominio de dos o tres idiomas aparte del materno es muy importante para lograr insertarnos de mejor manera en las redes sociales que son por definición globales (o internacionales, como decíamos antes). Apostar por una educación que fomente el pensamiento crítico y científico es esencial, también lo es incluir el aprendizaje intensivo de por lo menos el inglés.

No todos tenemos la fortuna de toparnos con Miss Greta en la primaria o la secundaria. Sin embargo, es importante que encontremos en la educación continua los espacios para aprender inglés, tanto para mejorar nuestras posibilidades laborales, como para apoyar a nuestros hijos en su aprendizaje del idioma. Afortunadamente, esta preocupación la comparten las universidades públicas; tanto la UAEM en el centro de Cuernavaca, Chamilpa, Club de Golf y Cuautla, como la Fundación UNAM en Teopanzolco, que abren al público general sus Centros de Enseñanza de Lenguas Extranjeras. Aprovechemos estos espacios, para que entre lo local y lo global no se interponga la barrera del lenguaje.

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