Recuerdo que hace
muchos años, a propósito de la posible construcción de un club de
golf, los vecinos de esa localidad se manifestaban en contra por
muchas razones, ambientales, culturales, sociales y hasta económicas;
a pesar de que los promotores del club prometían una millonaria
inversión y una consecuente amplia oferta laboral para los locales.
Los lugareños, sin embargo, argumentaban que dicha inversión sólo
traería empleos de bajo ingreso: para jardineros, meseros y mucamas,
entre otros. Claramente, todos preferimos fuentes de empleo mejor
remunerado, que requieran mano de obra altamente calificada y por
tanto, que representen no sólo el beneficio de empleos directos,
sino el de la derrama económica que esos empleos bien remunerados
genera.
Las empresas de
alta tecnología requieren recursos humanos altamente calificados.
Son necesarios profesionistas especializados, con posgrado la mayoría
de las veces. De hecho, en esta industria, para asegurar la calidad
de los servicios tecnológicos, incluso el personal de servicio,
mantenimiento e instalación necesita entrenamiento especial. Las
universidades tecnológicas preparan técnicos superiores
universitarios para este tipo de labores.
El desarrollo
económico que detona la innovación de alta tecnología es la
principal razón por la que otros países en el mundo han decidido
impulsar esta industria con agresividad y urgencia. Sin embargo,
algunos creemos que no es suficiente impulsar la gemación de
empresas de alta tecnología alrededor de un sólo producto o
servicio innovador, que suele ser lo acostumbrado en la mayoría de
las incubadoras de base tecnológica. Este tipo de emprendimientos me
recuerda la anécdota de Doña Mary, que tenía el puesto de
jitomates frente a mi escuela. La buena mujer trabajaba desde las
7:00 hasta pasadas las 15:00 y nunca vi que lograra venderlo todo. Un
día antes de las 8:00, se acercó la mamá de una amiga y le ofreció
comprar todo el jitomate que llevaba. Doña Mary la miró extrañada
y le respondió: “no m’ija, ¿cómo crees? Y luego, ¿qué
vendo?”.
Para que una
empresa de alta tecnología sea exitosa, requiere generar innovación
basada en ciencia; es decir, ser parte de un nicho
científico-tecnológico que sea suministro continuo de innovaciones
tecnológicas. No basta comercializar una patente o dar un excelente
servicio tecnológico. Es indispensable contar con un repertorio de
conocimiento del que emerjan innovaciones continuamente. El ciclo de
vida de los productos o servicios tecnológicos es muy corto.
Asegurar el éxito de la industria de alta tecnología sólo es
posible si volteamos a las universidades y centros de investigación,
nuestras fábricas de conocimiento naturales, y tendemos puentes
firmes, amplios y de doble vía, que permitan un intercambio continuo
de conocimiento entre el mercado, la empresa y los investigadores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario