jueves, 10 de octubre de 2013

Del dicho al hecho

publicado el 10 de octubre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Hace una vida, un exjefe me contó una anécdota que marcó mi forma de ver la dedicación a una tarea. La historia dice que una dama de la aristocracia, al asistir a un concierto de un virtuoso del violín, maravillada ante la experiencia de escucharlo exclamó, “es usted extraordinario, yo daría la vida entera para tocar el violín así”. Ante esa declaración de admiración el virtuoso contestó, “Querida señora, yo la he dado”. La contundencia de una respuesta así, siempre me emociona y asombra. Sabemos todos que “la práctica hace al maestro”, sin embargo, leer anécdotas así nos transmite con un toque de melancolía y sorpresa lo que la dedicación y el entrenamiento continuo producen.
Como he compartido en varias ocasiones, tengo actualmente el privilegio de dirigir una empresa que se dedica a la gestión de innovación y transferencia tecnológica. Veo todos los días académicos distinguidos, exitosos en sus áreas, que generan conocimiento y van despejando incógnitas e incertidumbres todos los días. Sé que todos ellos han dedicado su vida a la investigación y que si han logrado prestigio en sus campos de estudio es, precisamente, gracias a ese compromiso con sus “instrumentos”.
Hace unos días, leí la convocatoria que hace el Gobierno Estatal, por conducto de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, para que jóvenes universitarios propongan protocolos de investigación en el marco del programa “Primer encuentro de jóvenes investigadores”. Leer este tipo de llamados a la comunidad universitaria me ilumina el rostro y el ánimo, justo así se inicia la dedicación vitalicia a una causa. Y, ¿qué mejor causa hay que la de encontrar maneras en que la Ciencia, la Tecnología y la Innovación contribuyan al desarrollo de nuestro entorno de manera sustentable?

Los virtuosos de mañana ya están, as we speak, dedicando sus vidas a la investigación, convocatorias como esta son fundamentales para la detección de vocaciones, su fomento y consolidación. Transitar del dicho al hecho empieza así, respondiendo a estos llamados con el entusiasmo y la pasión de aquél violinista.

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