jueves, 3 de octubre de 2013

Hoy, ¡no vas a comer!

publicado el 03 de octubre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Mi familia llegó a Cuernavaca hace 38 años. Me tocó ser la niña nueva que entra a medio ciclo escolar en 2º de primaria y, afortunadamente, logré hacer amigos rápidamente. Recuerdo con gran cariño a Adriana Celis, que me recibió con brazos abiertos y con gran entusiasmo me invitaba todas las semanas a comer a su casa. Sin embargo, en mi familia había que seguir todo un protocolo para aceptar una invitación. Después de un par de meses, logré que nuestras madres hablaran por teléfono, conversaran, intercambiaran direcciones y simpatizaran, cumpliendo así los requisitos familiares para poder aceptar la invitación de Adriana. Toda la semana hicimos planes sobre lo mucho que nos divertiríamos en su casa. La mañana del Gran Día, al mostrar mi boleta de inglés para firma de mis padres, me pusieron como chancla por haber reprobado Grammar y Spelling, y justo antes de que subiera al transporte mi mamá me dijo “y de castigo, hoy, ¡no vas a comer!”. Yo he sido de buen diente toda la vida y el castigo me cayó como balde de agua fría. Así que, muy obedientemente me fui con la mamá de Adriana a su casa y no comí un solo bocado… hasta que llegó mi madre por mí, muerta del susto y del coraje.

El contexto es fundamental para lograr entendernos unos a otros. Lo que en un ambiente puede tener una interpretación y un alcance muy claro, en otro puede ser totalmente distinto. La labor de quienes hacemos vinculación y transferencia tecnológica justo es lograr homologar contextos, para que la comunicación entre las partes sea fluida y efectiva. Como hemos comentado en otras ocasiones, no sólo se trata de ser intérprete de sectores distintos, sino también de generar un entorno que facilite la colaboración y el entendimiento. La homologación de contextos no suele ser total y, para esos casos, necesitamos explicitar con lujo de detalles los conceptos y acuerdos, incluso en lo aparentemente obvio. Pues lo que “por sabido se calla” en un entorno, en otro puede no ser sabido, ni callable.

Para Karlita, la de buen diente, no comer era un castigo duro y justo para la falta de haber fallado en 2 materias. Para Graciela, su mamá, el premio de dar permiso para ir a casa de la amiga era inmerecido ante la misma falta. A una le pareció obvio obedecer a “no comer”, a la otra le pareció superfluo añadir “a casa de Adriana”.


En temas de gestión de innovación tecnológica no se puede dejar al contexto de las partes la negociación de alcances, presupuestos y objetivos, es necesario explicitar y comprender a cabalidad las propuestas de todos los involucrados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario