Hace un par de semanas, compré una
cafetera. Me ofrecieron la garantía extendida por un año adicional
al de fábrica y la acepté sin chistar; pues parece que las cosas
que compro tienen un cronómetro interno que se activa al momento de
sacar los artefactos de la tienda y justo un año después hace
“¡tic!” y dejan de funcionar. Sé que no hay cronómetro, pero
efectivamente el tiempo de vida útil de las piezas que componen los
equipos está calculado estadísticamente para superar el tiempo de
garantía. Pedir una extensión por una fracción del costo es una
apuesta muy redituable, estadísticamente hablando. Es muy probable
que una o más piezas del aparato dejen de funcionar al terminar la
garantía, extenderla no sólo nos ahorra tener que comprar otro,
sino le ahorra al planeta su desecho prematuro. Paradójicamente, al
comerciar con la vida del aparato, el vendedor tuvo gran cuidado al
preguntar mi fecha de nacimiento, necesaria como clave para el
trámite, “¿me da su fecha de nacimiento?, ¡sólo día
y mes por favor!”. La primera parte fue una pregunta
amabilísima y la segunda, llevaba una disculpa implícita, con voz
rápida, firme y preocupada por mi percepción a su “intromisión”.
Siempre me han gustado los
aniversarios, todos, incluido el de mi nacimiento. “Una vuelta más
al Sol”, como le dice mi hija, es un signo de perseverancia, de
subsistencia, de constancia. No celebro las garantías vencidas de
las cosas que tengo, pero me alegra mucho contar el tiempo que llevan
conmigo. No por las vueltas al Sol, sino como detonadores de
recuerdos de experiencias gratas. Creo que, si lo único que un
aniversario detona en la memoria es que han pasado 365 días desde el
último, ¡mala tarde!, mejor no celebrarlo... ¡de ahí pa’l real!
La semana próxima la comunidad
Científico-Tecnológica se viste de gala, la Semana Nacional de
Ciencia y Tecnología se celebra por 20ª ocasión; y en ese marco en
Morelos celebramos la 7ª Jornada Estatal de Ciencia, Tecnología e
Innovación. Un reconocimiento a los organizadores actuales y
anteriores. Muy particularmente a Nora, Jaime, Oscar e Irma, quienes
desde el siglo pasado con gran perseverancia y paciencia lograron
vincular a los sectores académico, gubernamental y privado en esta
iniciativa de difusión de la CTI. Gracias a Jonathan, Leoncio, Paty,
Susy, Sayra, Yair y Marisol entre otros, que lograron a principios de
este siglo mover y entusiasmar a niños y jóvenes.
Esta tercera semana de octubre
celebramos a ese equipo de impulsores que año con año, vuelta a
vuelta, han logrado que la Ciencia, la Tecnología y la Innovación
formen parte de la vida de niños, jóvenes y adultos en todo nuestro
Estado. La marca que nos han dejado es indeleble, ¡Feliz
Aniversario!
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