jueves, 7 de febrero de 2013

De Morelos al mundo

publicado el 7 de febrero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Quienes me conocen, saben que suelo alardear de dos cosas. La primera, que desde los 6 años que llegué con mi familia a Cuernavaca, nunca he salido de “mi pueblo” por más de 3 semanas. Toda mi formación y educación se la debo a esta bella ciudad (y su zona conurbada). Crecí en la era a.I. (antes de Internet) y a pesar de eso, tuve contactos de primera mano con culturas diversas, con usos y costumbres europeas, norteamericanas, ibéricas y sudamericanas. Aprendí a valorar la tolerancia y la diversidad desde temprana edad, gracias a esas inmersiones en otros mundos que me regaló la lectura. Especialmente valiosa, para mi formación, fue la literatura de ficción científica (o Sci-Fi, por apócope del inglés), que construye mundos y escenarios fantásticos a partir de algún hecho científico. Esta formidable mezcla de incursiones a lo imaginario, a lo fantástico, con un sutil hilo conductor científico, fomentaron en mí la admiración por otras maneras de pensar, la necesidad de estirar mi marco de referencia para tratar de comprender mejor a los otros. Isaac, Carl, Philip, Poul, Ursula, Robert y Paul son algunos de los compañeros que tuve en este proceso. Autores brillantes del género, a quienes llamo por su nombre propio como los queridos amigos que son.
La segunda, íntimamente relacionada a la primera, es que en Morelos se hace investigación de clase mundial en prácticamente todas las áreas del conocimiento, desde las Matemáticas, hasta las Ciencias Sociales y Humanidades. Desde hace más de diez años, orgullosamente he comentado: “dime un área del conocimiento y seguramente te podremos contactar con alguien que investiga sobre el tema”. Y así es, Ingeniería en Materiales, Química Orgánica, Simulación y Teoría de Números, Genómica, Computación, Antropología, Literatura, Sociología, Energías Renovables, Prospectiva, Ciencias de la Conducta y Medicina, apenas es el inicio de la lista en que incluyo las primeras áreas que vienen a mi mente. Tengo la fortuna de gozar de amistades entrañables aquí en Morelos que han dedicado su vida a entender mejor los futuros, las enzimas, el silicio, las políticas energéticas, lo imaginario, la otredad, la migración, la optimización, el agua… Y aunque estas amistades las he construido d.I. (después de Internet), han sido el balance en el mundo real, de aquellos amigos de mi infancia y adolescencia que compartieron mi entorno virtual.
Hoy, no hay pretexto para permanecer alienados del resto de nuestros congéneres. Somos parte de un mundo enlazado real y virtualmente, que sólo requiere que abramos un buen libro, o nos conectemos a una red social enriquecedora. El acceso a todo el mundo, independientemente de la existencia de Internet, siempre ha estado en la punta de nuestros dedos.

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