jueves, 31 de enero de 2013

Facta non verba

publicado el 31 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Soy Ingeniera en Sistemas Electrónicos (ISE) y recuerdo con gran cariño mi formación profesional. Ejercí como ISE muy pocos años; sin embargo, lo aprendido entonces me ha sido de gran utilidad toda la vida. Uno de los conceptos que más he aplicado es el desarrollo de proyectos mediante prototipos. Esto es, entender el problema a resolver e implementar una solución tan pronto como sea posible, observar el efecto de la solución, tomar esa información y replantear el problema, para iniciar el ciclo nuevamente. Esta iteración continua permite ver resultados en poco tiempo, se va comprendiendo mejor el impacto de los cambios y con esas observaciones, nos acercamos a una mejor solución.
Cuando se genera innovación, los enfoques iterativos son muy efectivos. Por un lado, involucran etapas de análisis y planeación pero con énfasis en diseñar soluciones que nos permitan obtener resultados pronto. Luego se van generando mejores versiones conforme se miden los resultados e impacto de los diseños previos. Las historias de Windows 8, el Iphone 5 y el Office 2010








 son claro ejemplo de la efectividad de este enfoque. Los enfoques iterativos (o de prototipos) son el antídoto de la famosa “parálisis por análisis”, que ante un problema complejo o muy nuevo (como los que provocan innovaciones de ruptura) puede llevar a la quiebra a un equipo de trabajo. Conozco a colegas brillantísimos que, con un afán perfeccionista, se pasan la vida analizando y planeando cómo resolver un problema difiriendo la generación de una solución, permitiendo que lo perfecto se pelee con lo muy bueno.
Lograr el balance entre análisis y ejecución es clave en la generación de innovación, pues como sabemos, la innovación no sólo consiste en producir una invención sino en que ésta tenga potencial comercializable. En el mundo actual, la velocidad a la que ingresan al mercado las innovaciones también es clave. Procrastinar la ejecución de los proyectos, hoy más que nunca, es la diferencia entre un fracaso en papel o un éxito en el mercado.

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