jueves, 27 de diciembre de 2012

Zapatero, dentista e investigador


publicado el 22 de noviembre de 2012, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos
Hace algunos años, durante un viaje fuera de México, mientras cenaba con unos amigos, se me desprendió la resina de una muela. Más allá del dolor al morderla y la pena al tratar de rescatarla, lo importante fue decidir sobre cómo reparar el daño. Iban conmigo una ingeniera en electrónica, un licenciado en sistemas y un empresario exitoso. Los tres personas en quienes confiaba plenamente, inteligentes y buenos amigos, pero en ningún momento pensé en pedirle a alguno que me reparara la muela. Ni siquiera se me ocurrió que podían evaluar el daño y pedirles “le echaran un ojito”. Decidí ir al baño, enjuagar lo mejor posible la resina, volverla a colocar en su lugar y no morder nada con el lado derecho, en un esfuerzo por aguantar lo más posible sin consultar a un dentista. Afortunadamente, con mucho cuidado y un par de sustos más en el viaje, logré llegar a Cuernavaca y Maggie, mi dentista de cabecera, arregló el desperfecto.
En los últimos años he sido testigo de una petición muy singular, que los científicos salgan de sus laboratorios y vendan sus desarrollos; o en modo “menos ambicioso”, que comuniquen lo que hacen en palabras sencillas, de forma amena y comprensible a gente no experta en la materia. En el otro extremo, está pedirles que salgan “al mundo real” y pongan una empresa para producir en grande lo que se ha desarrollado en sus laboratorios. Es decir, le pedimos a un físico, químico o biólogo que la haga de vendedor, comunicólogo o administrador. Y lo hacemos con insistencia y hasta con una dosis de desdén, calificándolos de vivir en una “zona de confort” al no querer salir de sus laboratorios y cambiar su producción científica por una actividad comercial que tanto necesita el país.
¿Se imaginan lo que sería de mi salud dental si, ante la necesidad de resolver un problema urgente, le hubiera pedido a la ingeniera, al licenciado o al empresario que dejaran su “zona de confort” y resolvieran la urgencia del momento?
Lo que el país necesita urgentemente es que trabajemos en equipos multidisciplinarios y complementarios, donde quien investiga lo siga haciendo y se vincule efectivamente con profesionistas que comuniquen, administren y vendan lo que se desarrolla en centros de investigación mexicanos.
Zapatero a tus zapatos, dentista a tus dientes e investigador a tu laboratorio.

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