jueves, 10 de enero de 2013

Blanco y negro.

publicado el 10 de enero de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

El día del cumpleaños de mi papá, salimos a comer a un restaurante ubicado al norte de Cuernavaca. Anunciaban a todo bicolor, la cena de fin de año “Blanco y Negro” con carácter de riguroso. En ese instante supe que, a pesar de lo rico que se leía el menú, yo no podría asistir pues ya tenía planeado vestir de gris plata en Nochevieja. Una sola frase determinó, sin lugar a dudas, que quienes pretendieran disfrutar de los manjares del restaurante en cuestión, debían vestir esa noche sólo prendas de colores blanco y negro, punto.

En estos días, distintos medios de comunicación dieron a conocer las 5 acciones que Enrique Peña Nieto propuso para impulsar la Ciencia y la Tecnología. En redes sociales hubo un especial revuelo sobre la quinta acción: crear una fundación de Ciencia y Tecnología en la que pueda participar la iniciativa privada (IP). Se manifestaron en contra de esta acción desde aquellos que condenaban la iniciativa por pretender privatizar la CTI, hasta quienes consideraban una ilusión van a pretender involucrar al sector privado mexicano en este sector estratégico, pasando por quienes criticaban al gobierno federal por evadir su responsabilidad de fomentar la actividad científico-tecnológica. En este caso, una oración que describe una acción, no es suficiente para entender las implicaciones del tema.

  • En lo personal, considero que esta medida apunta en la dirección correcta al incluir a quienes generan la riqueza de nuestro país en la inversión en CTI mexicana. Que la IP participe en la inversión nacional de CTI no sólo es buena idea, es fundamental para lograr un México innovador que esté a la altura de los recursos naturales y humanos que tenemos. No se trata de que el Estado evada nada, el Estado DEBE seguir invirtiendo en Ciencia Básica y Aplicada, así los empresarios pueden invertir en Desarrollo Tecnológico e Innovación (basada en Ciencia preferentemente). De hecho, los países con mejores índices de desarrollo humano (IDH) invierten en CTI más del 2% de su PIB y, como punto de referencia, esta inversión la hacen de manera conjunta los sectores público y privado. afortunadamente, cada vez hay más empresarios mexicanos visionarios que apuestan a la CTI como solución para mejorar sus estrategias competitivas. Confío en que, con la participación de académicos, el fomento gubernamental y las alianzas estratégicas adecuadas con gestores de innovación serios y profesionales, podremos ver un México distinto en unos años.

Las políticas públicas requieren de contexto para poder entender mejor sus implicaciones e impactos. La co-inversión público-privada en CTI definitivamente no es un asunto de “blanco y negro”. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario